Igual que la gente tiene médicos de cabecera y, en otro nivel, libros y películas predilectos, músicas que acaban siendo banda sonora de sus propios días (y noches) y olores favoritos, todo el mundo también debería tener un poeta de cabecera (incluso mejor varios). Realmente no se trata de encontrar al mejor poeta, sino "simplemente" alguien a quien recurrir cuando la vida resulte demasiado prosaica o también en aquellos momentos en los que se necesita de la magia de las palabras. Magos de las palabras, tahúres del lenguaje...
Y uno de mis varios poetas de cabecera es
Ángel Petisme, bilbilitano para más señas, y que descubrí en un ecléctico programa de radio que se emitía hace tiempo y se llamaba "Déjate besar" (aún me acuerdo de algunos de los eslóganes). Quizás una de las razones de que me guste sea la referencia al cine (y a la literatura) que se asoma en muchas ocasiones en las letras de sus canciones (también es "cantautor") o en los versos de sus poemas. De hecho, aparece en la recopilación de poemas relacionados con el cine que hizo José María Conget, "Viento en el cine" (aunque insuficientemente representado a mi entender...). Y, ahondando en el cine, contribuyó al aniversario del nacimiento de Buñuel con un precioso libro-Cd "Buñuel del desierto" que entre otras canciones, y algún texto, incluía dos tangos complementarios (que en realidad son uno) que ilustraban toda su vida. Y a ello se le suma su compromiso vital.
Pero en este caso no me voy a referir a la obra que acabamos de mencionar, sino que voy a compartir con quien se asome a este rincón de mi alma un poema de su libro-Cd "Cierzo" que también aparece en su reciente antología "Teoría del color". Por si alguien no lo sabe, el
cierzo es un viento (ventolera: según la wikipedia ha llegado en una ocasión a alcanzar los 16o km/h) típico del valle del Ebro que azota Zaragoza indiscriminadamente y sin compasión... Pues bien aquí va el poema y de paso enlazo con el penúltimo post en el que homenajeaba a Dylan. Supongo que en el fondo ha sido una asociación irracional. Tal vez otro día ponga otro texto. Juzgad vosotros mismos que os parece y, si queréis, dadnos a conocer vuestro/s poeta/s de cabecera:
Blowin´In The CierzoSi Dylan fuese maño
sabría que no quedan respuestas en el viento,
que el viento aúlla como un perro rabioso,
y enloquece y gobierna a este pueblo;
sería sordo de narices y más seco
y marciano de lo que es. ¡Que ya le vale!
Hablaría del mar en todas sus baladas,
sabría que el desengaño es el estadio natural del hombre,
y que para reírnos
tenemos que hacer daño,
como buenos somardas*.
Si Dylan fuese maño sería anarquista
y no tendría todos esos problemas con Dios;
iría más al grano y dejaría de enmarañarse
en cielos de diamante;
bebería hasta derrumbarse,
- sin quitarse la armónica de los labios -,
de ese cáliz amargo y saturnal...
Si Dylan fuese maño
no tendría donde caerse muerto,
nadie le grabaría esos discos tan duros
donde las cucarachas se tiran de los pelos,
el señor pandereta convoca al huracán,
y la tinta invisible
se hace charco de sangre.
Pero claro, si Dylan fuese maño
otro gallo nos cantaría
por estos secarrales del demonio,
y a lo mejor aparecíamos en los mapas de América,
(y no en los catalanes),
y alguien dinamitaba esas puertas del cielo
para que no nos diesen por el culo
del mundo.
Para salir del "cierzo tremens"
de la forma más digna - es decir como pueda -
maúllan en mis pozos los versos de otro Dylan**:
"Ando solo en una multitud de amores,
que la música salve los restos de la noche".
Ángel Petisme, Cierzo (1997).
* Somarda: socarrón, ironía que te abrasa por dentro.
** Dylan Thomas.