martes, 31 de julio de 2007

Michelangelo Antonioni 1912 - 2007



Si ayer fue la noticia de la muerte de Bergman, hoy ha sido la de Antonioni. Otro grande. La Aventura, La Noche, El Eclipse, El Desierto Rojo, Zabriskie Point y, así hasta las recientes Más Allá de las Nubes o su fragmento de Eros. Desarraigo, irrealidad, confrotación con el mundo real.

Aunque para mi siempre será Blow Up, la obsesión/reflexión por y sobre la imagen y el Swinging London. Y, por supuesto, ese final mágico e indescriptible, esa sensación de irrealidad real, David Hemmings y Vanesa Redgrave...

En cuanto pueda me programaré una sesión doble: Fresas Salvajes / Blow Up. Por suerte siempre tendremos sus obras. Como se pensaba en el mundo romano, éstas son las que dan la auténtica inmortalidad.

Hasta la vista.

lunes, 30 de julio de 2007

Ingmar Bergman 1918 - 2007




Se ha ido uno de los grandes. Poco queda decir sobre él en este mundo de blogs y webs, de (des)información y (contra)cultura. Miles de imágenes cargadas de arte, de belleza, de sublimación o de significado. Kilómetros de celuloide y sabiduría; de vida y de eternidad; de drama y de magia.

Sirva como homenaje.

miércoles, 25 de julio de 2007

San Lorenzo 2007

Realmente no tenía intención de escribir nada tan pronto (los que me conocéis sabéis que para dos neuronas que tengo, éstas no se hablan entre sí), con lo cual este (sobre)esfuerzo me va a dejar exhausto, pero bueno... Éste es el cartel de las fiestas de Huesca (de San Lorenzo) de este 2007:



Obra del autor altoaragonés Óscar Lamora, está levantando, por lo visto, una cierta polémica. Aunque, claro, raro es el cartel de fiestas que no es polémico (aquí en Zgz, por ejempo, que si sale la virgen, que si no, que si no-sé-qué...), pero bueno.
A mi personalmente me gusta, de líneas muy simples, un tanto naïf, aunque con un punto extraño, casi un lado oscuro y perverso del conejo de "Alicia en el País de las Maravillas", un poco también como el conejo de Donnie Darko, pasado por un peculiar filtro. Me recuerda también al dibujo que aparece en "Rojo Oscuro" de Argento.

Bueno, vosotros que pensáis...

Luz que agoniza - George Cukor

Viajes al otro lado


Hay películas que de una forma u otra tratan de la degradación mental, psíquica, de una persona. De como, por el motivo que sea, alguien acaba por acercarse demasiado al filo de la navaja por la que se deslizaba el caracol de Kurtz, alguien traspasa la oscuridad del fin de la noche y descubre que más allá no hay luz, sino una zona aún más oscura. A veces es un proceso en el que el principal responsable es el propio viajero que en una búsqueda de conocimiento, sabiduría, poder, ambición,..., supera sus propios límites (porque todo el mundo tiene un límite) y se adentra, con Randolph Carter, en otros mundos paralelos, incluso se acerca a las estribaciones de unas montañas, las de la Locura.

En otras ocasiones es, sin embargo, un agente externo el culpable de este tránsito. Precisamente éste es el caso de la deslumbrante Luz que Agoniza de George Cukor. La película se inicia con la consecuencia directa del asesinato de una famosa cantante que es, a su vez, tía, aunque ejerce como madre, de la protagonista: Ingrid Bergman. Tras una elipsis temporal, nos situamos en el presente de la trama en el que pronto se nos presentará al coprotagonista, y pronto marido, Charles Boyer, con quien volverá a una casa de infaustos recuerdos y, en poco tiempo, temible presente.
Poco a poco, primero de manera más sutil y, luego, más abiertamente, iniciará un proceso de acoso y derribo psicológico hasta llevar a la pobre Ingrid a un estado de locura inducida, reforzada en algún momento por algún toque de humor negro (la sordera de la criada le impide oír los sonidos que proceden del techo haciendo que se auto-refuerce en su propia locura). Crueldad, humillación privada y pública, maltrato psicológico constante y, en ciertas ocasiones, concesiones para reforzarse en su supuesto papel de benefactor preocupado por la salud de su esposa llevaran al sometimiento total de un carácter, que en ciertos momentos, como contraposición, es entusiasta. Por suerte aparecerá Joseph Cotten que ayudará a llevar a buen término la situación y, de paso, permitirá resolver el enigma del asesinato nunca resuelto de su tía.

La historia está bien narrada, aunque en ocasiones sea ligeramente fría, destacando el recurso de la bajada de la luz como leit motiv y pasaporte hacia la locura. Y entre los actores, además de asomarse una joven y primeriza Angela Lansbury en un papel más casquivano que los que estamos acostumbrados a verla, destaca la ambigüedad, sobre todo en los primeros momentos, luego se le va la mano, de Charles Boyer y el camino a la locura de Ingrid Bergman. Camino reforzado por algunos encuadres y, especialmente, por la maravillosa fotografía de Joseph Ruttenberg.

Aunque la película finalmente acaba girando en torno a un MacGuffin, actualmente y por desgracia podría tener otras lecturas. De cualquier manera el problema de estos viajes es que no siempre se consigue volver de ellos y que, incluso cuando vuelves, nadie está libre de sufrir secuelas.


Un buen "film noir de época".

miércoles, 18 de julio de 2007

Operazione Paura (1966) - Mario Bava

Andaba últimamente con intenciones de comentar un film gótico, en la línea de los grandes relatos de Ambrose Pierce, Arthur Machen, M.R. James,...; relatos con sabios, científicos, arqueólogos, viejas casonas, ritos paganos, fantasmas, brujas y muerte. Con horror y misterio, con escepticismo y credulidad, superstición e investigación. Concretamente, iba a referirme a la gran adaptación de "Otra vuelta de tuerca", de Henry James, que es The Innocents (Suspense) de J. Clayton, con una soberbia Deborah Kerr y muchas ideas fusiladas malamente por "Los Otros"...

Las circunstancias, sin embargo, han hecho que acabe con un film, igualmente de horror gótico, pero más mediterráneo. Operazione Paura, también conocida como Curse of the Dead; Curse of the Living Dead; Don´t Walk in the Park; Kill, Baby, Kill; u Operation Fear, sigue en ese sentido el "manual" al uso. Tenemos brujería, muertes, fantasmas, una vieja mansión llena de telarañas, una cripta, algún pasadizo y un pueblecito con aldeanos. Y, junto a estos elementos, una historia en principio convencional: en un pueblecito empiezan a sucederse una serie de muertes extrañas en las que el común denominador es la presencia de una niñita de cabellos dorados, su "angelical" risa y un sobrenatural repicar de campanas.

Pero a pesar de los tópicos del guión, con la típica investigación de un doctor y un comisario que no creen en las supersticiones y la aparición de una bella y exuberante actriz, Erika Blanc, que condicionaría la aparición en el título de la palabra "operación" por causas comerciales, Mario Bava supone un paso más pese al empleo excesivo del zoom (a pesar de tener en muchos casos una función narrativa) y una extraña banda sonora.

Ya en una de las primeras escenas, partiendo de una tópica llegada en coche de caballos con advertencia del cochero incluida, un pequeño barrido acaba en un contrapicado del protagonista, que lo sitúa visualmente por encima de esas supercherías. Pero junto a esto y a numerosos barridos, en algún caso de casi 360º, picados y travellings (destaca uno en el que combina en un único travelling la primera y la tercera persona, es decir, de un travelling subjetivo, pasa a un plano objetivo), hay también juegos "voyeurísticos" y varias escenas en las que la imagen aparece encuadrada dentro de elementos arquitectónicos oprimiendo, de alguna manera, el ambiente.
A ello hay que añadir el cromatismo, ciertos leit-motivs visuales como la mano de la niña que se arrastra plasma en las ventanas o la sobrenatural pelota fluorescente que la acompaña de manera habitual. And last but not least las dislocaciones/distorsiones temporales e, incluso, paradojas espacio-temporales (el protagonista sale corriendo de una habitación, para a continuación entrar por el otro lado en un bucle continuo y acaba persiguiéndose a sí mismo), una de las cuales acaba siendo calcada por Lynch en "Twin Peaks". Pero no es el único director en el que se evidencia la influencia de este film, también algunas escenas de "Al Final de la Escalera" (P. Medak), de "La Última Tentación de Cristo" (M. Scorsese) o el capítulo de Fellini de "Historias Extraordinarias" están presentes aquí, por no hablar de otras numerosas películas de fantasmas, como las "orientales con niño/a muerto... Por cierto, como curiosidad y ejemplo de las coincidencias de las que la vida está llena, en un par de escenas aparece una escalera en espiral muy semejante a la que utilizamos para ilustrar el post anterior

Se trata, en definitiva, de un tradicional cuento gótico del que se apropia Bava a través de su estilo convirtiéndolo en algunos momentos en un hipnótico sueño o, mejor aún, en una pesadilla de poderosas imágenes.

domingo, 8 de julio de 2007

Resaca



La luz empieza a filtrarse por la persiana de la habitación. ¡Maldita luz!, ya sabías tú que tenías algo de vampiro. El cerebro te late, sientes que cambia de tamaño. El hombre del tambor empieza a perforar tu cerebro en un camino hacia la locura que recuerda a la tradicional y famosa tortura china de la gota de agua. Los vecinos se ponen de acuerdo para hacer salvajes movimientos de muebles hoy. La gente con la que vives se ha tragado varios amplificadores de voz. Te sientes a la deriva y te arrastras hasta el baño intentando hacer el mínimo movimiento posible. El pasillo realiza un travelling ante tus ojos. El día confunde tus sensaciones. Seres diminutos juegan al fútbol con tus neuronas. El hada de la noche se ha ido, ha llegado la bruja del Oeste. La vida se mueve a 12 imágenes por segundo. Ojos hinchados, oídos embotados. El que bebía no era el piano, sino tú. Espirales de sonidos y olores, de sensaciones, que te arrastran a las profundidades ignotas de tu infierno particular. El alcohol es vanidad embotellada.

Pero ya se sabe: quien siembra cierzo... No puedes negar que te lo has ganado a pulso.

miércoles, 4 de julio de 2007

Roma - Fellini

Magia

Aunque no he visto (aún) toda la filmografía de Fellini, llama enormemente la atención la fuerza visual que tenían sus películas, fueran mejores o peores, regulares o irregulares. Algo parecido sucede con su personalidad que acaba plasmada en todas sus obras. De hecho el Satyricon es un perfecto ejemplo de ambos factores. Su cine presenta escenas que se quedan grabadas, esculpidas casi, en la retina del espectador. Y hay ocasiones en la que transcienden el cine y se hacen magia. Imágenes icónicas, imágenes que provienen del país del sueño, en ocasiones imágenes lúdicas, otras veces telúricas y, casi siempre, poderosas.


Fellini durante el rodaje de Satyricon

Y entre todas estas imágenes me quedo, sin duda, con una secuencia de Roma. En esta mirada impresionista, casi un collage, en el que convive el recuerdo y el presente de la ciudad, destaca con especial fuerza y sensibilidad una escena: a través de la construcción de un metro en el subsuelo de Roma accedemos a una estancia cuyas paredes están recubiertas de pinturas murales. Sin embargo, en unos segundos todo se empieza a disolver, a erosionar, a desaparecer, al ser vulnerado el ambiente en el que se había conservado durante casi dos milenios. Sólo esa memorable escena justifica una película. Sutileza, belleza, sensibilidad, tristeza,..., éstas y otras sensaciones emanan de un simple rollo de celuloide.

Aunque una de las interpretaciones que se da de esta secuencia cargada de onirismo, de magia, la plantean como una metáfora de la muerte, yo prefiero verlo también como una imagen del paso del tiempo, de la perennidad de la belleza, del tempus fugit. Y, ¿por qué no?, todos estos recuerdos se perderán como pinturas en el aire...

domingo, 1 de julio de 2007

Poesía de cabecera...

Igual que la gente tiene médicos de cabecera y, en otro nivel, libros y películas predilectos, músicas que acaban siendo banda sonora de sus propios días (y noches) y olores favoritos, todo el mundo también debería tener un poeta de cabecera (incluso mejor varios). Realmente no se trata de encontrar al mejor poeta, sino "simplemente" alguien a quien recurrir cuando la vida resulte demasiado prosaica o también en aquellos momentos en los que se necesita de la magia de las palabras. Magos de las palabras, tahúres del lenguaje...

Y uno de mis varios poetas de cabecera es Ángel Petisme, bilbilitano para más señas, y que descubrí en un ecléctico programa de radio que se emitía hace tiempo y se llamaba "Déjate besar" (aún me acuerdo de algunos de los eslóganes). Quizás una de las razones de que me guste sea la referencia al cine (y a la literatura) que se asoma en muchas ocasiones en las letras de sus canciones (también es "cantautor") o en los versos de sus poemas. De hecho, aparece en la recopilación de poemas relacionados con el cine que hizo José María Conget, "Viento en el cine" (aunque insuficientemente representado a mi entender...). Y, ahondando en el cine, contribuyó al aniversario del nacimiento de Buñuel con un precioso libro-Cd "Buñuel del desierto" que entre otras canciones, y algún texto, incluía dos tangos complementarios (que en realidad son uno) que ilustraban toda su vida. Y a ello se le suma su compromiso vital.

Pero en este caso no me voy a referir a la obra que acabamos de mencionar, sino que voy a compartir con quien se asome a este rincón de mi alma un poema de su libro-Cd "Cierzo" que también aparece en su reciente antología "Teoría del color". Por si alguien no lo sabe, el cierzo es un viento (ventolera: según la wikipedia ha llegado en una ocasión a alcanzar los 16o km/h) típico del valle del Ebro que azota Zaragoza indiscriminadamente y sin compasión... Pues bien aquí va el poema y de paso enlazo con el penúltimo post en el que homenajeaba a Dylan. Supongo que en el fondo ha sido una asociación irracional. Tal vez otro día ponga otro texto. Juzgad vosotros mismos que os parece y, si queréis, dadnos a conocer vuestro/s poeta/s de cabecera:



Blowin´In The Cierzo

Si Dylan fuese maño
sabría que no quedan respuestas en el viento,
que el viento aúlla como un perro rabioso,
y enloquece y gobierna a este pueblo;
sería sordo de narices y más seco
y marciano de lo que es. ¡Que ya le vale!
Hablaría del mar en todas sus baladas,
sabría que el desengaño es el estadio natural del hombre,
y que para reírnos
tenemos que hacer daño,
como buenos somardas*.

Si Dylan fuese maño sería anarquista
y no tendría todos esos problemas con Dios;
iría más al grano y dejaría de enmarañarse
en cielos de diamante;
bebería hasta derrumbarse,
- sin quitarse la armónica de los labios -,
de ese cáliz amargo y saturnal...

Si Dylan fuese maño
no tendría donde caerse muerto,
nadie le grabaría esos discos tan duros
donde las cucarachas se tiran de los pelos,
el señor pandereta convoca al huracán,
y la tinta invisible
se hace charco de sangre.

Pero claro, si Dylan fuese maño
otro gallo nos cantaría
por estos secarrales del demonio,
y a lo mejor aparecíamos en los mapas de América,
(y no en los catalanes),
y alguien dinamitaba esas puertas del cielo
para que no nos diesen por el culo
del mundo.

Para salir del "cierzo tremens"
de la forma más digna - es decir como pueda -
maúllan en mis pozos los versos de otro Dylan**:

"Ando solo en una multitud de amores,
que la música salve los restos de la noche".


Ángel Petisme, Cierzo (1997).




* Somarda: socarrón, ironía que te abrasa por dentro.
** Dylan Thomas.