jueves, 29 de noviembre de 2007

Child in Time - Deep Purple



Silencio, aplausos, el Hammond de Lord sonando. Enseguida se une la sutil batería de Plaice. Es el inicio de la maravillosa versión en vivo de Child in Time. Son palabras mayores, un texto sagrado del rock.
No estamos hablando sino de uno de los más grandes grupos de la historia del rock: Deep Purple. Y es que a pesar de las numerosas buenas canciones que han ido ofreciendo a lo largo de su carrera, ninguna tiene la fuerza, el poder de la sugerencia y, sobre todo, la magia que tiene ésta. Ni siquiera el Smoke on the Water, una de las canciones más populares de la banda, melodía que todo el mundo ha "tocado" con una guitarra por torpe que fuera.

La canción Child in Time, aparecía por primera vez en 1970, en el disco Deep Purple in Rock. Sin embargo, se trata de una versión inferior a la aparecida en el grandioso Made in Japan (1973). Es una canción llena de fuerza en el que la penetrante voz Ian Gillian acaba por fundirse con la música y se convierte en un instrumento más. Esta voz está llena de matices y presenta una amplia gama de tonos, por los que se va deslizando y arrastrando, pasando del susurro al grito. Hay momentos en los que se asemeja al desgarrador sonido que emiten las guitarras cuando lloran...
Con él están la maravillosa guitarra de Ritchie Blackmore que en un momento dado empieza a acelerarse de una manera frenética, interrumpiéndose poco después repentinamente... Y, también, el bajo de Glover y los mentados Lord y Plaice al órgano y la batería respectivamente. Personalmente, es una canción que me hipnotiza, me induce a un trance que me guía directo hacia el paroxismo...


Sweet child in time you'll see the line
The line that's drawn between the good and the bad
See the blind man shooting at the world
Bullets flying taking toll
If you've been bad, Lord I bet you have
And you've not been hit by flying lead
You'd better close your eyes and bow your head
And wait for the ricochet

(Dulce criatura en el tiempo, tú verás la línea/
La línea que se traza entre el bien y el mal/
Observa al hombre ciego disparando al mundo/
Las balas vuelan causando bajas/
Si has sido malo, Señor, apuesto a que lo has sido,/
y no has sido alcanzado por el vuelo de los disparos/
sería mejor que cerrases los ojos e inclinases la cabeza/
y esperes el rebote de la bala).


La letra, entre poética y oscura, tendría un componente antibélico y según se deduce de la información aportada por la wikipedia, auténtico Delfos contemporáneo, nacería influida por el clima que se vivía (aunque algunos parece que más bien se lo bebían) en el marco internacional de la Guerra Fría.
Pero más allá de su significado, y por encima de éste, surge un sonido envolvente, unas melodías simples pero efectivas, unas variaciones de ritmo brutales y, sobre todo, la magia a la que aludíamos antes, que lo impregna todo: esos gritos y susurros, esa percusión, ese órgano, la velocidad de los dedos de Blackmore,..., en definitiva 12 minutos y 18 segundos de magia.

Nos leemos.

Como siempre, la traducción está hecha sobre la marcha, así que se admiten sugerencias y correcciones. La letra está tomada de aquí, aunque hemos añadido en la antepenúltima línea un "not" que se aprecia perfectamente en la versión del Made in Japan. Por otra parte, aunque el vídeo no se corresponde con la actuación del Made in Japan, es suficientemente elocuente.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Fernando Fernán Gómez 1921 - 2007

PABLO.—A mí no me gusta leer novelas. El cine, sí. En el cine lo ves todo. En cambio, en las novelas no ves nada. Todo tienes que imaginártelo.
LUIS.—Pero es como si lo estuvieras viendo.
PABLO.—¡Qué va! Y, además, son mucho más largas. En el cine en una hora pasan la mar de cosas. Coges una novela, y en una semana no la acabas. Son un tostonazo.
LUIS.—Pues yo en una novela larga, de las que tiene mi padre, tardo dos días. Bueno, ahora en verano, que no hay colegio. Y me pasa lo contrario que a ti: lo veo todo. Lo mismo que en el cine.
PABLO.—No es lo mismo.
LUIS.—Pero bueno, tú, cuando lees novelas verdes, ¿no ves a las mujeres?
PABLO.—Bueno..., me parece que las veo. Pero, ¡joder, si hubiera cine verde!
LUIS.—¿Y no te crees que las cosas que cuentan en esas novelas te están pasando a ti? PABLO.—Sí, pero eso es otra cosa.
LUIS.—Es igual. Yo, ahora mismo, me acuerdo de El tanque número 13 y puedo ver aquí los combates.
PABLO.—¿Aquí?
LUIS.—Sí, esto podría ser un buen campo de batalla. En aquel bosquecillo está emboscada la infantería. Por la explanada avanzan los tanques. Los tanques y la infantería son alemanes. Y allí, en aquella casa que están construyendo, se han parapetado los franceses.

(Las bicicletas son para el verano)

Un grande.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Plasmando los mitos. La reina de Saba.

La reina de Saba es un personaje a caballo entre el mito y la realidad. En torno a esta figura real (en el doble sentido de la palabra), conocida a través del Libro de los Reyes y que es para los abisinios Makeda y Belkis según el Corán, se entrecruzan una serie de historias que se pueden remontar unos tres mil años de antigüedad y en ocasiones dignas de las Mil y una noches.

La leyenda cuenta que la reina acudió a Salomón intrigada por la sabiduría por la que era famoso. Tras una protocolaria acogida digna de monarcas, tras la que el rey incluso intentó convertirla, éste empezó a sentir por ella algo más que afecto. La víspera de su partida, Salomón le ofreció como despedida un banquete caracterizado por los platos picantes. La reina, sospechando, le había echo prometer que no abusaría de ella cuando durmiera, a cambio de que ella no tocara nada del interior del palacio. Sin embargo esta cláusula, y a la sed que le dió la cena a la reina, permitió a Salomón liberarse de su promesa...
Tras este prólogo ausente en la versión bíblica, el libro de los Reyes I recogerá el nacimiento de Ibn el-Hakim (literalmente el Hijo del Sabio), quien retornaría junto a su padre convirtiéndose en su heredero David. Sin embargo, volverá a su Abisinia natal, llevándose consigo el Arca de la Alianza, lo que traerá la formación de la dinastía Etiope con el nombre de Menelik I.

P. della Francesca, Salomón y la Reina de Saba.

Esta rica historia, fuente de inspiración de grandes obras de arte apareciendo en la obra pictórica de Claudio Lorena, Veronese, Brueghel y Piero della Francesca o en las "Puertas del Paraíso" del Baptisterio de Florencia, permitirá también la creación de óperas, como es el caso de Händel, o textos como La tentación de San Antonio de Flaubert.


El conjunto de influencias no pasarán desapercibias a André Malraux, quien en 1934 se lanzará, junto a un piloto, a una aventura de exploración en busca de la capital del reino de Saba. Malraux, quien tuvo una intensa vida (que él mismo contribuyó a acercar al mito) en la que se incluye su participación en la Guerra Civil dirigiendo un escuadrón republicano, su captura por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial y posterior huida o su entrada en el París ocupado encontrándose con Hemmingway, es recordado especialmente en el ámbito literario (La Condición Humana). Sin embargo, no hay que olvidar que también fue teórico del arte, activista político, funcionario e, incluso, arqueólogo.

Este último interés, unido a su pasión por Oriente (estuvo excavando en Indochina) y a su vena más aventurera le llevarán a acometer la preparación de una expedición aérea en busca de "la ciudad perdida de la reina de Saba", suceso que narraría como enviado del periódico L´Intransigeant. Este relato fue recientemente publicado por la editorial Península (junio de 2007).

El relato está narrado en presente, es una "retransmisión en directo", con un tempo vivo, en alerta, casi folletinesco, y en la que frecuentemente hace aparición la poesía. Se trata de una aventura geográfica y arqueológica, pero también es una aventura lírica en la que el hombre se empequeñece ante el destino, ante la geografía y, de alguna manera, ante la historia. Es un retorno al pasado enmarcado y pautado por un combate contra los elementos y sobre todo contra el tiempo, pues en un momento en el que las cartografías cuando existen y los instrumentos de navegación no son fiables, sólo disponen de diez horas de combustible.

Y hay momentos en los que esta aventura supera las coordenadas antes apuntadas y entra en el terreno de lo legendario, acaba fundiéndose con el mito:

"Una vez más, es un mundo fantástico, completamente inhumano, en el cual el árbol que aparece siempre retorcido y doblado hacia el suelo, toma las formas del primer dragón semítico, el dragón de Babilonia erizado de grifos y colmillos (...) Un reino prohibido donde en el fondo, sin duda, gobierna un inmenso escorpión sagrado, cuya coraza refleja alternadamente ese sol odioso y las constelaciones del cielo babilónico."

lunes, 12 de noviembre de 2007

Sesiones Dobles: Fresas Salvajes

De nuevo la muerte.

El argumento de esta película, bien conocido (y genialmente parodiado / homenajeado / admirado por Woody Allen), narra el viaje de un doctor que va a ser nombrado "Doctor Honoris Causa" en Lund, Universidad en la que estudió. Pero esta road movie, acaba siendo una road movie que está siendo permanentemente rebobinada. Es un viaje hacia adelante en el que constantemente se está mirando hacia atrás. El pasado está persiguiendo sin descanso al presente...

Como sucedía, pues, en la película precedente dentro de su filmografía, El Séptimo Sello, también incluida dentro de estas Sesiones Dobles - y sucederá, como en un reflejo, en la posterior "En el Umbral de la Vida"-, el cuestionamiento de la vida y la muerte, y su significación, articula el desarrollo de la película.

Pero si al hablar del Séptimo Sello señalábamos la belleza formal de algunas imágenes y la fuerza del principio, "Fresas Salvajes" no se queda atrás. De hecho momentos como el sueño que tiene el protagonista al poco de empezar este film está repleto de ambas cosas. Una ciudad vacía, con una arquitectura expresionista y casi extraída de un cuadro de De Chirico, un reloj sin agujas, un monigote, incluso una referencia a La Carreta Fantasma que dirigiera el propio Sjöström. Y a lo largo del film siguen apareciendo momentos igualmente poderosos: el reloj sin agujas de nuevo, una cuna que se recorta en el horizonte junto a un árbol retorcido y con pájaros revoloteando, un kafkiano examen/juicio,...


Kafka y Buñuel, Charles Dickens y su fantasma del tiempo pretérito (perfecto), expresionismo, pintura metafísica, surrealismo. Incluso Lewis Carroll tiene presencia en esas fresas salvajes que dan título a la historia y que transportan a esta nueva Alicia a un País también maravilloso, aunque mucho más espectral, ya que son las sombras de un pasado que nunca presenció las que lo habitan.

Y en el fondo (y en la superficie) un existencialismo, una búsqueda de respuestas antes de perder, de nuevo, la partida de ajedrez. Al final no somos sino el resultado de nuestros actos, espectros que viven de los recuerdos que hemos dejado a nuestro alrededor. Proyecciones de nuestras interpretaciones en la vida.
Aunque en este caso indultaremos al acusado...


Blogs participantes: Sesiones dobles (blog organizador), Books & Films, El diario de Mr. MacGuffin, Sesión doble, Fabrica de ilusiones, El espejo de los sueños, Arte y literatura, La mujer justa, Ojo de buey, Himnem, El lamento de Portnoy, Otros clásicos, La linterna mágica, Mitte, El dia del cazador, Marcovelez.net, Corten!!!, Rulemanes para Telémaco, Cinefilo-Compulsivo, Intramuros, Arricom y un servidor.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Sesiones Dobles: El Séptimo sello

Bailando con la muerte: Ganan negras en cinco movimientos.
Antonius Block y su bufonesco (en el mejor sentido de la palabra) escudero vuelven de las Cruzadas, encontrándose en su tierra natal con un territorio arrasado por la peste.

Éste es el punto de partida de un relato famoso, ya mítico, en el que conviven el baile, la peste, la muerte, lo sensual, lo cruel, lo cínico y lo irónico, lo dramático y lo patético, lo liviano, lo profundo, el ateísmo, la credulidad, la hipocresia, pero también lo cómico, lo carnal e incluso lo grotesco. Se trata de una mezcolanza de situaciones y sensaciones y en ellas se dan muchas de las constantes fílmicas de Bergman: el absurdo humano, a veces desproporcionado, el existencialismo o la confrontación entre la razón y la fe.

Realmente, la película es una sucesión de situaciones de diferentes set pieces, casi de tableaux vivants, de momentos extraídos de pinturas Brueghel, de grabados de Durero, aparecen escenas de una belleza pictórica indudable y, por supuesto, escenas icónicas entre las que destaca por su fuerza extraordinaria el inicio de la partida de ajedrez en una pequeña cala. Y sobresale, en otro sentido, la suciedad que impregna muchos de los momentos, suciedad que suele ser ignorado u olvidada en tantas y tantas películas históricas.

Sin embargo, más allá de sus valores, ya que depende del interés de cada una de las set pieces a las que aludíamos antes, la obra resulta puramente teatral, a pesar de todos lo exteriores que incluye, y los diálogos tienden a ser en el fondo monólogos, pensamientos en voz alta, discursos, digresiones y, en ocasiones, llegan a dirigirse directamente a la cámara.

Todo conforma una película existencialista y literaria, pero no por ello únicamente seria, ya que son frecuentes los momentos cómicos, entre los que destacan los que incluyen al cínico y descreído escudero y el momento en el que la Muerte se lleva a cuestas, tras aserrarlo, el árbol en el que se encuentra uno de los bufones...

De todas formas, sin duda, la película quedará en la memoria cinéfila, sobre todo por esa partida con la Muerte, que supone una prórroga en la vida del protagonista, que incluso, a la manera de la de Fritz Lang, le podría recompensar si ganara. Una prórroga en la que intentará encontrar un sentido a la existencia y en la que preguntará sin descanso. Sin embargo, ni la Muerte podrá responderle. De hecho, la Muerte ni siquiera parece saber muy bien por qué hace lo que hace. En el fondo parece cansada. Será que, como decía Buñuel y reprodujo Petisme como intro de la canción Los Olvidados, "Anda la Muerte con mucho trabajo hoy".



Lo único que es seguro es que, como sucede en la película, todos bailaremos al final la Danza de la Muerte. En ella, como en la Fiesta de Serrat, no habrá diferencias entre prohombres y villanos, entre señores y vasallos.


Blogs participantes: Sesiones dobles (blog organizador), Books & Films, El diario de Mr. MacGuffin, Sesión doble, Fabrica de ilusiones, El espejo de los sueños, Arte y literatura, La mujer justa, Ojo de buey, Himnem, El lamento de Portnoy, Otros clásicos, La linterna mágica, Mitte, El dia del cazador, Marcovelez.net, Corten!!!, Rulemanes para Telémaco, Cinefilo-Compulsivo, Intramuros, Arricom y un servidor.

Próximamente: Fresas Salvajes.

viernes, 2 de noviembre de 2007

De los Orfelinatos y sus circunstancias,,,

Recientemente he tenido la oportunidad de acercarme a ver esta (promocionada) película. La verdad, me ha resultado una película de miedo entretenida, con sus sustos, sus picados, sus intrigas, sus fantasmas y demás sospechosos habituales (ya lo decía el capitán Renault en Casablanca: "Detengan a los sospechosos habituales"). Antes de nada un aviso: realmente no tiene mucho que ver con esa película con la que tanto ha sido comparada (y que me niego a nombrar) y que no era sino un expolio descarado de esa gran obra que es "The Innocents". Pero como de esto último ya hablamos anteriormente y nos es cuestión de repetirnos, mejor vamos a referirnos un poco a la película en sí, aunque más por acumulación que otra cosa (y es que estamos así de espesicos hoy...).




Tal y como me comentaba no hace mucho un amigo, la película es un gran déjà vu, es decir, constantemente acabas recordando escenas de otros filmes. Desde el niño con el "sacco" (Vanzetti no se ha pronunciado y no sabemos que opinará de esto) en la cabeza, a los momentos poltergeists (no confundir con posters-gays), resplandores, hauntings (en b/n, por supuesto), amytivilles, faunos o espinazos varios. Incluso, sí, lo habéis adivinado, The Innocents. Pero esta acumulación de referencias, citas, homenajes o inspiraciones, no tiene por qué ser mala. De hecho Tarantino es aplaudido por hacer cosas semejantes (y a mi en ocasiones me gusta). De hecho ni siquiera acaba resultando especialmente negativa la recurrencia a algunos lugares comunes, en los que cae, o las incoherencias inherentes (por lo visto) a cualquier película de terror.
Y es que, a pesar de ello, la película cumple con el entretenimiento, que es al fin y al cabo lo que le suelo pedir actualmente a la mayoría de las películas de terror contemporáneas (Carpenter suele estar por encima del bien y del mal...). Técnicamente está bastante lograda, mantiene una cierta tensión y, junto a los picados y contrapicados (si fuera Argento, probablemente incluso existirían los recontrapicados con travelling...), me gusta particularmente una escena en la que a través de un pequeño desplazamiento panorámico de la cámara incluye al espectador en la escena: me refiero al "un, dos, tres toca la pared". Y por cierto, también, me gustaron y mucho los créditos iniciales, que además no son totalmente gratuitos.

Ya que estamos, un inciso, ¿es una variante regional o es que mis amigos, y yo, eramos raros, porque yo siempre había creído que era "1, 2, 3, chocolate inglés a la pared"?. Contestadme esta duda existencial, por favor... (bueno para m. lecter probablemente sería algo relacionado con osos, renos o bosques, ¿no?).

Volviendo a la película, no supera la decencia (lo cual es bastante: no hay más que ver el pseudo terror adolescente que viene de USA o la repetición de melenudas orientales), porque le falta una actriz que resulte más creíble (a veces parece que está inspirándose en Nicole Kidman, pero no en la innombrable película, sino en Eyes Wide Shut) y algo más que lo terminé de separar de lo convencional, que le queda demasiado próximo: una historia más elaborada, un guión más trabajado, una visión más enfermiza,... En cuanto al final, como sólo está moderadamente edulcorado se puede superar sin crisis de hiperglucemias.

Nos leemos.

P.D. La imagen es una captura de la web de la peli.