domingo, 13 de septiembre de 2009

A tiro limpio (1963)

Aunque en ocasiones parece que el cine negro es un patrimonio prácticamente ausente en el panorama cinematográfico español, rastreando es posible encontrar algunos ejemplos en los que, incluso, podemos apreciar calidad. Es dentro de este grupo de innegable interés donde podemos situar "A tiro limpio" (Francisco Pérez Dolz, 1963).

Y es que esta película acaba siendo más de lo que un primer vistazo puede aportar. Junto a una muy competente película policíaca, con un par de golpes incluidos, subyace un realista retrato de una sociedad en la que se entreleen diferentes elementos: Por una parte, las acciones desestabilizadoras de los makis -los protagonistas, parcialmente basados en personajes reales, tienen un pasado como tales y, aunque aparecen desencantados ante la realidad, la primera de sus acciones tiene más de acción contra el régimen que otra cosa-. Por otra, la acción narcótica del fútbol y lo que lo rodea, tanto en lo económico -las quinielas en este caso-, como la doble moral favorecida por éste; aspectos ambos que se plasman en un doble golpe, en montaje paralelo, tanto respecto al primero, quinielístico, como a una casa de citas. Una doble moral, la del "¿por qué el domingo por el fútbol me abandonas...?", que evidencia la aceptación tácita por parte de la sociedad de que los hombres tuvieran amantes -o "queridas"-.
Pero es que, además, plasma aspectos hoy perdidos de la vida urbana de Barcelona, donde se desarrolla la película, como las mejilloneras de la zona del puerto, los alrededores del Borne o las lavanderías donde acudían las mujeres a lavar. Recoge casi documentalmente el recién inaugurado, entonces, Nou Camp, las sardanas ante la catedral, la presencia del metro en medio de la ciudad, el periodismo sensacionalista, la publicidad de la época y, junto a esto, una policía más vengativa o visceral que interesada en mantener el orden público -tal y como evidencian las palabras del Comisario- en una comisaria caracterizada por la austeridad y, por supuesto, el retrato de Franco.

En cuanto a la trama, de la que ya hemos apuntado algo, muestra como cuatro activistas makis retirados, cansados, desengañados incluso, que han perdido la fuerza en unos casos o se han visto enloquecidos lo que les ha llevado a la crueldad y la violencia en otros, planean dar un golpe y, como en tantas películas retirarse. Pero todo está narrado con naturalismo, con buenas interpretaciones y un tono casi documentalista, a juego con parte del contenido, pero no exento de estilo -como los picados en los baños cuando están guardando las metralletas, los montajes paralelos o las escenas de los golpes, además de algunos momentos del final-. Un estilo con una fotografía en un muy contrastado B/N y acompañada de una interesante banda sonora jazzística que le termina de dar ese toque noir...


En definitiva una película violenta, trágica -en el sentido más clásico de la palabra: malos augurios, premoniciones,...-, realista y dura, seca y áspera. Un retrato social con makis cansados, desestabilizados, con casas de mala reputación, amantes, misoginia, homosexualidad, venganza y acción; con celos, agresiones, avaricia, activismo político, crueldad, alcohol, "dinero fácil", hipocresía moral y social...

Una más que interesante película con varias lecturas y pulso sólido que todo amante del cine negro debería ver y que esconde un interesante retrato de la sociedad.

P.D. La película conocería un remake, que no he visto, en los Noventa, con Toni Cantó y Adolfo Hernández, bajo dirección de Jesús Mora.

3 comentarios:

39escalones dijo...

Has pronunciado las palabras mágicas: Toni Cantó. Creo que en alguna parte de Egipto alguna momia está ya removiéndose en la tumba y las siete plagas a punto de asolarnos...
La película es estupenda; hay buenos ejemplos de cine negro en España de esa misma época, más o menos. Por ejemplo, "Crimen de doble filo", de Borau.
Saludos.

Hatt dijo...

Yo ahora tengo pendiente "Ensayo general para la muerte" de Julio Coll, que aunque probablemente sea más flojilla, también tiene pinta de interesante.

En cuanto a "ese hombre", sí que me parece que anda suelta por ahí una mano de siete dedos y una joya con siete estrellas...

Un saludo.

Josep dijo...

Muy interesante reseña de una película que me apunto, pues, si la he visto, no me acuerdo en absoluto.

Cierto que el cine negro viene a ser como el Guadiana en la filmografía española y ésta, por lo que comentas, pinta la mar de interesante.

Por cierto: todavía se bailan sardanas frente a la Catedral de Barcelona. Quizás sea ya el último reducto....

Saludos.