jueves, 2 de agosto de 2007

The Innocents - Jack Clayton

Un silueta, una sombra chinesca, se recorta sobre un fondo claro, mientras se lamenta, mientras llora, en un monólogo interior. Una canción infantil, tétrica, oscura, siniestra, acompaña la acción que termina con un suave travelling que acaba reencuadrando la imagen con el rostro de Deborah Kerr, visiblemente afectada, en un primer plano. Se trata del arranque de una magnífica historia. Una historia que empieza por el final.

Se trata, para quien no la haya visto, ni haya adivinado, de The Innocents (me niego a utilizar la traducción española), de Jack Clayton. Una gran película en el que junto a una enorme Kerr, y unos bien dirigidos niños (Martin Stepehens, quien interpreta al niño Miles, ya había salido en El Pueblo de los Malditos), sobresale un estupendo apartado técnico con guión de William Archibald, compositor, escritor y letrista vinculado a Broadway y autor también del guión de Yo Confieso, y de Truman Capote, sobre quien obviaremos comentarios; y una estupenda fotografía de Freddie Francis, quien además de una estupenda carrera como director de fotografía (El Hombre Elefante, La Mujer del Teniente Francés, El Cabo del Miedo, Dune o Una Historia Verdadera) tuvo una cierta importancia como director vinculado a la Hammer.

La película, salvajemente fusilada por un director español recientemente, es una adaptación de la gran novela de Henry James "Otra Vuelta de Tuerca". Narrada totalmente desde un punto de vista subjetivo, cuenta la historia de la llegada de una institutriz a una alejada mansión campestre donde tiene que encargarse de la educación de dos niños. El hecho de que toda la película sea narrada desde el punto de vista de esta institutriz, educada en bajo un represivo va a marcar totalmente el desarrollo e interpretación de todos los acontecimientos.

Hay momentos espléndidos, como la primera aparición/alucinación en lo alto de la torre: el calor asfixiante y agobiante, la estatua del pequeño sátiro, el insecto que sale de su boca y la silueta recortada en lo alto del palomar. También el juego del escondite y la extraña situación que se da cuando el niño parece que quiera estrangularla y, poco después, la nueva aparición de un ser que el personaje de Kerr define como de una belleza obscena.
El film está lleno de diferentes momentos en los que no podemos distinguir si lo que sucede es realmente así o es la figura de la institutriz quien filtra toda la información que nos llega. Es decir, llega un momento en las contradicciones se acumulan y nos van preparando hacia el desquiciado final en el que va a quedar todo abierto, todo en duda, sin poder llegar a saber en ningún momento si los niños (¿poseídos?) están jugando con la institutriz o si, por el contrario, es la represiva y perturbada mente de la propia institutriz la que proyecta sus demonios interiores (todo el mundo los tiene), la represión antes citada, su obsesión, su frustación y llega a la destrucción total de la inocencia de los niños. Clayton (y sus guionistas) a pesar de no cerrar en ningún momento la historia en una u otra dirección parecen decantarse por la segunda opción a partir del título elegido. Aunque siempre cabe la posibilidad, claro está, de que se trate de un irónico título para darle "otra vuelta de tuerca" a la historia...




Y junto a la elegancia de la cámara y a la fijación del punto de percepción de la película al personaje principal, hay que añadir la extraordinaria atmósfera que se va creando, una atmósfera que, al igual que la mente de la protagonista (en el caso de que optemos por esta explicación) se va enturbiando, obsesionando en un camino sin vuelta atrás, en una soberbia interpretación. Se crea una tensión, una inquietud, que acaba por llevarnos al clímax final en el que toda esta tensión acaba por estallar...

8 comentarios:

alicia dijo...

Es una de mis películas de terror favoritas, con una espléndida fotografía y magníficamente interpretada, con esos niños tan inquietantes y ese final tan abierto ¿hay realmente fantasmas o todo es una imaginación de la institutriz? Una de las historias mas morbosas que conozco.

Regina dijo...

Qué gran película. Yo ya dije en mi blog que me la había comprado en Amazon Estados Unidos hace unos meses. Es brillante, a mí me encantó desde el primer momento en que la vi, hace ya años. Una maravilla. Deborah Kerr está impresionante, como siempre.

La vi hace no mucho y la disfruté un montón. Pero, como siempre, no puede evitarse esa sensación de desasoiego ante su final. Siempre acabo pensando: ¿Qué coño...? ¿Pero estaba poseído o no? Y nunca llego a una conclusión clara.

Azid Phreak dijo...

No la he visto. ¿Decís que es de terror?. Por lo que leo en la reseña de Hatt, es más bien terror psicológico al estilo época victoriana ¿no?.

¿¿En España se estrenó como Suspense?? No puedo creerlo...

Regina dijo...

No es de terror. De hecho, en Españ su título es "Suspense" ;) Aunque hay que reconocer que un poco de acojoncillo en algunas partes sí que da, sobre todo si se ve de noche y en soledad.

BUDOKAN dijo...

Una joya de terror psicológico que me recuerda siempre a los otros. Una tapada dentro de la historia del cine que siempre hay que recordar con miedo y cariño. Saludos y muy bueno el post!

Hernán dijo...

Clayton logra algo bastante difícil, que es mantener la ambigüedad durante toda la película. Porque me parece que no se trata sólo de un final abierto, sino de un tipo de relato donde cada escena y cada conflicto de la puesta puede tener múltiples lecturas.
Increíble.

Hatt dijo...

azid: terror, suspense, llámalo como quieras, pero no es apacible desde el punto de vista del espectador. Por supuesto échale un ojo nos cuentas que te ha parecido.

budokan: lo de salvajemente fusilada iba por esa película que nombras, que a veces incluso calca los planos...

hernán: claro, porque todo está mediatizado por la perspectiva de la institutriz, que es desde donde se narra la historia.

Y dood y alicia, como siempre encantado de teneros por aquí.

David dijo...

Puede haber alguien a quién no le inquieten esa pareja de niños????