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viernes, 18 de enero de 2008

Blade Runner - Ridley Scott


Tarde o temprano tenía que caer esta película y que mejor manera que aprovechando la edición re-definitiva (al menos hasta la próxima) que incluía en un maletín hasta un cochecito de regalo. Y sí, puede que en alguna ocasión mi vena freak me pierda, pero ya se sabe errare humanum est...

Como gran parte de la humanidad sabe bajo el nombre de Ridley Scott, realmente se esconden dos gemelos siameses idénticos. Bueno, al menos yo pienso eso, porque no me creo que alguien capaz de hacer películas como Alien o ésta mismo, sea capaz en otra ocasión de evacuar La teniente O'Neil, por ejemplo. Y es que da igual como la miremos, porque Blade Runner es una de las grandes películas, como mínimo, de mi historia.

Como decíamos antes, la excusa para este post es la denominada "versión definitiva", cuarta versión que conoce la película tras el "montaje original", el "montaje original internacional" y el "montaje del director", con lo cual esta "versión definitiva" en el fondo es el "remontaje del director" o, si se prefiere el "montaje que originalmente pensaría el productor pero que los productores no le dejaron hacer teniendo que estrenarse el montaje del productor". Ha quedado claro, ¿no?, pues eso.
Sin embargo, una vez entrados en materia y comparando las versiones, pocas novedades hay realmente entre la "definitiva" y el "montaje del director" (y ya saben, la parte contratante de la primera parte...). De cualquier manera para interesados en el tema de las diferencias, nada mejor que consultar esto.
Yo a pesar de los pesares, me quedo con la "original" , porque esa voz en off, le da un marcado tono de cine negro, incluyendo un descreimiento y un cinismo habitual en este mundillo de detectives, femmes fatales y tipos duros, y, personalmente, el noir me encanta.

Como gran parte de los humanos sabrán, Blade Runner narra la historia de un tipo que se dedica a "retirar" (= matar) replicantes (= pellejudos = robots-humanoides-que-llegan-a-La-Tierra-donde-no-pueden-estar). Concretamente, Rick Deckard (que no Blaine) es uno de ellos y tiene que encargarse de cuatro de éstos, aunque en las diferentes versiones el número es más confuso que los salvoconductos que guarda el otro Rick antes citado).

Pero junto a esta trama que sirve de base e hilo conductor de la película, van surgiendo diferentes vías argumentales, a veces sólo apuntes, que permiten hacer múltiples lecturas de la película logrando que gane en interés y matices. Desde la historia de amor con una replicante (nunca Sean Young ha estado igual de bella) hasta la propia posibilidad, más o menos insinuada según la versión, de que el propio Deckard sea un replicante, pasando por el hecho de que estos androides acaben resultando más humanos que los propios humanos y, de paso, por el camino citamos a Niezstche, a Sartre o a Freud.
Porque que se puede pensar de unos seres con una fuerza y una inteligencia sobrehumana, o mejor, y en términos niezstchianos, "superhumana", que vuelven a La Tierra para conseguir vivir más tiempo, puesto que tienen una fecha de caducidad. A ello hay que sumarle que finalmente acabarán enfrentándose y "matando al padre", de manera literal. Además, estos humanoides, que ansían vivir más, ante la falta de recuerdos propios, coleccionan fotografías antiguas aferrándose a un pasado que, en el fondo, saben que nunca fue propio.
Y luego está Deckard, cubierto por la gabardina, comiendo fideos bajo la incesante lluvia y que puede que no sueñe con ovejas eléctricas, en un mundo en el que los animales son fabricados, pero sí que sueña con unicornios blancos y colecciona fotos. Una ambigüedad constante, que en alguna de las escenas suprimidas quedaba totalmente resuelta. Por suerte es un extra y no una realidad. Es mucho mejor elegir.
En cuanto a la parte final, esa cacería humana que acaba sin malvado Zaroff, resulta sobrecogedora, aunque no tanto como el famoso y maravilloso monólogo final. La genial música de Vangelis acompañada de la lluvia, subraya y sublima el momento.



Vamos, una obra maestra en cuanto a guión, música, realización, fotografía (esos maravillosos filtros azules que contribuyen a esa tristeza, a ese fatalismo que impregna la película), interpretación e, incluso, anticipación, porque probablemente es el futuro más creíble de todos cuantos hemos podido ver en la pantalla. Un film que se convertirá en obra de referencia estética y en película de culto para varias generaciones y que hoy, más de 25 años después, sigue teniendo una fuerza impresionante.

"Es una pena que ella no pueda vivir... pero ¿quién vive?".