lunes, 29 de junio de 2009

Escalofríos

Recientemente, he descubierto gracias a un amigo una canción maravillosa, escalofriante -así lo apunta el título del post- cuya existencia desconocía. En ella una voz con un timbre único se desliza por las escalas musicales -como un caracol por el filo de una navaja de afeitar-, oscilando entre la paz y la tormenta, de una forma catártica. Mientras tanto, una guitarra baila a través del desgarro, de la tristeza y del dolor, punteando unos momentos mágicos, únicos, irrepetibles, elocuentes...






Un saludo.

lunes, 22 de junio de 2009

Siguiendo el camino

Cárceles, campos de batalla, casas de lujo, pequeños pisos, estadios con grandes rings en medio, comisarias, pasillos pseudofuturistas, apocalipsis de mañana, clubs de mala muerte, billares, bares, pubs, clubs, redacciones, gimnasios, escaleras, locales, calles atestadas de coches y calles casi vacías, paseos por los suburbios del alma y del cine...





Una bella sucesión de escenas de grandes, medianas, pequeñas (e incluso malas) películas en las que siempre seguimos a alguien de la mano de Matt Zoeller Seitz, publicado en The L Magazine y obtenido vía Las Horas Perdidas.

¡Qué lo disfrutéis tanto como yo!

Nos leemos.

jueves, 11 de junio de 2009

Recapitulando

Resulta curioso, hoy que vuelvo a escribir, que se cumplan exactamente 7 meses desde que escribí la última entrada. Lo interesante es que ha sido sin premeditación ni alevosía (eso sí, nocturnidad toda la del mundo, como siempre). Y, entretanto han sucedido muchas cosas, dentro y fuera de este pequeño mundo ¿virtual?. Aunque creo que, como casi siempre, el más externo lo dejaremos tranquilo.
Se han cumplido aniversarios (hoy mismo 30 de la muerte de John Wayne) y diferentes personajes nos han dejado: Benedetti (aunque extraño en una lista más bien fílmica) ;Natasha Richardson; David "Pequeño-Bill" Carradine; el genial Maurice Jarre, que sólo por su "ciclo Lean" (Lawrence -la película con la que me enamoré del desierto-,Doctor Zhivago, Pasaje a la India, La Hija de Ryan)se merece un buen lugar entre los músicos del otro lado del río; el fotógrafo Jack Cardiff (Narciso Negro, La Reina de África, La Condesa Descalza; además de dirigir entre otras Último tren a Katanga; el cómico Dom DeLuise; o, por terminar, Marilyn Chambers, que además de pasar Tras la puerta verde (y muchas otras puertas...) trabajó con Cronemberg en Rabia.

Junto a esto se ha cruzado algún libro interesante (menos de los que me gustaría y no por falta de libros, sino por falta de lectura) y me he encontrado con películas que me han decepcionado enormemente (la que más: Revolutionary Road),otras excesivamente sobrevaloradas (Slumdog o Lejos de tierra quemada son ejemplos de ello) y, por suerte, algunas que han merecido la pena en diferente medida: esa declaración de amor al cine que es Rebobine por favor; el noir "sucio" de Antes que el diablo sepa que has muerto; la historia de amor ""clásica"" (con doble entrecomillado) de Benjamin Button; o, especialmente, Gran Torino.
Y entre estas últimas, aunque con matices, también metería "Los abrazos rotos". También he visto, por supuesto, películas fallidas, que apuntaban cosas interesantes, pero que se difuminaban por diferentes circunstancias y en distinto grado: My Blueberry Nights (a pesar de las expectativas le falta una chispa de magia), Sólo quiero caminar, Harvey Milk,... Si os apetece hablar de alguna o lo habéis hecho (he estado totalmente "aislado"), pues lo comentáis y lo hacemos abajo o vamos a vuestro blog (aunque sea retornando al pasado).

De cualquier manera, las perspectivas cercanas no son malas: Tarantino, Coraline o, especialmente, Up apuntan buenas maneras. También, aunque tendrá que ser en casa porque por aquí hace tiempo que no se puede ver en cine, Déjame entrar. Y, un poco más hacia el futuro (en todos los sentidos), The Road, esa adaptación de Cormac Mccarthy...


Y hablando de distopías, voy a acabar haciendo una pequeña referencia a Leo Bassi y su Utopía, una obra excesiva -un poco como él-, que lleva y aguanta el sólo llenando sobradamente un escenario que a veces se le hace pequeño y que puede gustar más o menos según las afinidades escatológicas, políticas y humorísticas de cada cual.
Pero, a pesar de todo, en su parte final la obra se transforma (como decía un amigo, lo que no mata, muta), consigue transcender y adquiere auténtica magia. Sucede un pequeño milagro y el mundo se paraliza, mientras un halo de complicidad y sueño parece envolver la situación (que cursi me ha quedado, por cierto). La verdad que fue una experiencia bastante interesante, con algún momento en el que casi sobrevolaba el fantasma de Chaplin, entre la nostalgia y la reflexión.

Así que nada, ¡sed utópicos!. Yo, entretanto, además de intentarlo (a pesar de que hace tiempo que no corren buenos tiempos para la lírica), trataré también de volver por aquí a charlar sobre lo que vaya surgiendo.

Un saludo. Nos vemos.