miércoles, 14 de mayo de 2008

Frank Sinatra: 10 años afónicos.


Puede que no fuera especialmente guapo. Puede que no fuera especialmente alto (1,70 m.). Puede que en su círculo de amistades hubiera personajes poco recomendables o hasta siniestros. Puede también que algunas de sus películas fueran malas. Incluso puede que no tratase a un ser mitológico como Ava Gardner de la manera que hubiera debido, incluso se fueron bebiendo la vida a medias, pero siempre a grandes tragos.
Pero ahí está su maravilloso y entrañable personaje en "De aquí a la eternidad" o la interpretación esforzada e intensa de "El hombre del brazo de oro" o el optimismo contagioso e irrefrenable de "Un día en Nueva York" (con el gran Gene Kelly). Ahí está su encanto, su clase, su elegancia. Ahí está su personalidad, que le permitió seguir Su Camino como él quiso, al dictado de sus emociones más que de su cerebro (nunca una canción sin ser propia reflejó tan bien la vida de una persona). Y ahí nos quedan My way, Strangers in the Night, Something Stupid (con su hija Nancy), I´ve got you under my skin o Mack the Knife.

Y su voz, la voz del Ol' Blue Eyes...




Nos vemos en el infierno, Frankie. Ve preparando un par de copas más, porque me tienes que contar muchas cosas...

lunes, 12 de mayo de 2008

Meridiano de Sangre - Cormac McCarthy

Grupo (muy) Salvaje.

"Meridiano de Sangre" narra la historia, basada en hechos reales, de un grupo de mercenarios, una expedición paramilitar, que son contratados por diferentes ciudades para acabar con el mayor número posible de indios. Pero bajo esta excusa argumental, lo que vamos a presenciar es una orgía de sangre, un taurobolio en el que el toro va a ser sustituido por el ser humano en general como víctima del sacrificio. Una visión totalmente oscura sobre el hombre, sus escrúpulos y su violencia. Homo, homini lupus... Basado, según parece, en hechos reales, si algo define a este western crepuscular y literario es la desmesura. Y es que la novela supura sangre por sus lomos aunque no está exenta de belleza y cierta poesía

Narrada con un estilo seco y directo, en la que sorprende los cambios de ritmos que aparecen a lo largo de toda la historia. Pero destaca, sobre todo, lo descriptivo que resulta, llenando de matices y detalles cada una de sus minuciosas enumeraciones y paisajes. Este ejemplo quizás permita hacerse una idea de ese estilo tan directo y, a la vez, tan cargado de metáforas.:

"Vio hombres asesinados con armas de fuego y con cuchillos y con sogas y vio batirse a muerte por mujeres cuya tarifa ellas mismas fijaban a dos dolares. Vio buques procedentes de la China amarrados con cadenas en los pequeños puertos y balas de té y de esencias y de especias abiertas a espada por menudos hombres amarillos que hablaban como los gatos. En aquella costa solitaria donde las empinadas rocas acunaban un mar oscuro y murmullante vio planear buitres..."


En cuanto a la historia en sí, atrapa y engancha. Y es que las peripecias (rojas) de este grupo capitaneado por Glanton, una especie de dandi trágico y, sobre todo, desmesurado, y el juez Holden, al que luego nos referiremos, viven en un mundo de frontera. De frontera entre estados, pero sobre todo de Frontera entre lo salvaje y lo civilizado, tendiendo siempre a evidenciar lo primero en contextos urbanos, protagonizando orgías, borracheras y, principalmente, estallidos de una violencia brutal. Sin embargo, en el fondo es también, como Glanton intuye en algún momento, una tragedia en la desmesura, la hybris de la que hablaban los griegos, hará que los dioses impongan un castigo al hombre por ese orgullo.

De todos los personajes que cruzan las páginas, entre los que se incluye el "chaval" o "muchacho" que sirve de personaje conductor de la historia, una especie de protagonista en off, casi siempre aparentemente fuera de campo y de la acción, o el resto de componentes del denominado "Grupo Glanton", destaca por su fuerza el juez Holden, al que aludíamos antes.
El juez es una figura casi mitológica y divina que es vista por algunos críticos como un trasunto de Moby Dick (al igual que toda la novela es emparentada con la obra de Melville, la favorita del autor). Albino, enorme, recopilando constantemente información sobre todos los elementos del mundo que van recorriendo y dueño de una particular concepción del mundo, resulta sin duda el personaje más interesante, desarrollado y complejo de la novela, aunque también tenga mucho de icónico y resulte, en ocasiones, incluso demasiado irreal (dentro de la propia irrealidad del personaje en la novela). Es una presencia, un fantasma que se aparece en cualquier lugar y de la manera más insospechada. Un monstruo de cuento infantil o de película de terror, que acaba condenando a quien acompaña como un Midas crepuscular y mítico o un trasunto de la muerte del "Séptimo Sello".

De cualquier manera, lectura recomendable, a pesar de que a veces puede llegar a agotar la minuciosidad de las descripciones y las enumeraciones.

viernes, 9 de mayo de 2008

Conspiración de Silencio - John Sturges

Aunque tal y como estoy ahora (circunstancias de la vida) me siento más cercano al James Stewart de "La Ventana Indiscreta", aunque por desgracia sin una émula de Grace Kelly a mi lado y por suerte sin vecinos poco "sutiles", he aprovechado este reposo obligado para ver cosillas pendientes. Es por ello, también, que no he visto hasta hoy la distinción que me ha concedido Manuel (al que se lo agradezco y, de paso, recomiendo visitar), ni he podido actualizar y ni siquiera echar un ojo, a veces incluso los dos, a los sitios que suelo visitar. Y junto a un menage-a-tròis forzado, sincopado y afuncional en la Hungría soviética, que es "Rojo Atardecer" de Litvak, con una aristocrática Kerr (qué si no), un herido Jason Robards y un Brynner falto de cariño y compañía (mención especial para la bella Anouk Aimée que pasaba por ahí...) y un bello e inevitable final, otra de las películas que he tenido oportunidad de ver ha sido esta "Conspiración de Silencio" (por cierto, precioso título):

Un tipo manco que parece llegado de un relato de Chandler, Hammett o Ellroy, baja del tren en una pequeña aglomeración de casas que algunos de sus habitantes llaman pueblo... Se trata de un hombre que viste un traje oscuro, con sombrero a juego y pelo canoso. Su llegada no será, sin embargo, del agrado de la gente del pueblo. Especialmente cuando suponga remover un pasado que todo el mundo creía superado...

El film pronto se convierte en un western-noir y (casi) todo el pueblo, capitaneado por un potentado local hará lo posible para que su estancia resulte lo más "agradable y acogedora" posible. Se trata de una película totalmente recomendable con un Spencer Tracy aparentemente a la defensiva y cohibido, en un medio en el que parece ajeno, impostado, que se enfrenta frontalmente a Robert Ryan. Diálogos que dicen más por lo que callan, fisicidad, peligro, agresiones, peleas... en un escenario dominado por un sol y unos paisajes agrestes, difíciles, metáforas de la realidad interna de ese pueblo.



Si a todo ello le sumamos unos secundarios de lujo, además de los protagonistas antes mencionados y su director, John Sturges (Fort Bravo, Duelo de titanes, Los siete magníficos, La gran evasión,...), encontramos a Anne Francis ("Planeta Prohibido"), Lee Marvin, el siempre inmenso Ernest Bornigne y el genial Walter Brennan...

Pinceladas de cine negro (ese hombre de ciudad que aparece buscando a otro y, de paso, removiendo el pasado), western, racismo, violencia, caciquismo. En definitiva, como apunta su título original, un mal día en Black Rock...

Edito para agradecer también a Josep la concesión de ese mismo premio. ¡Qué emoción!, snifff. Gracias... (y totalmente de acuerdo con el título de la entrada de Josep).