lunes, 28 de mayo de 2007

Un largo adiós

Releyendo a Chandler.

Cuando uno piensa en detectives privados, tiende a imaginarse a tipos duros, a gente como Bogart, como Mitchum y especialmente cuando se trata de adaptar a Chandler. Sin embargo, el Marlowe que Elliot Gould hace para un Robert Altman irónico en esta película es un tipo que resulta más vulnerable, descreído, cínico e, incluso un poco dejado, desaliñado. De hecho en cierta forma se podría decir que es cine negro crepuscular. Los tiempos ya no son lo que eran y en esta adaptación Marlowe recorre una ciudad de Los Ángeles muy diferente, aunque igual de podrida y decadente en el fondo que siempre. Toda la película se acaba impregnando del espíritu desengañado de ese anti-héroe.




Pero más importante que la historia, es todo lo que la rodea. El ambiente en el que se mueve Marlowe, con el cigarrillo siempre en la boca, la noche, los viajes en coche, la playa, un caso con muertos que le toca de cerca, gángsters, un maletín con dinero, Méjico, una rubia, las vecinas hippies, su gato y su relación con la policía. Y, por supuesto, la melancolía flotando en el aire. A todo ello hay que unir que sale un Sterling Hayden muy cercano a Hemingway. Está rodada con una fotografía un ligeramente sobreexpuesta, un poco a juego con el protagonista, y envuelta en una bella música jazzística compuesta por John Williams que le da el tono negro adecuado. Y por supuesto, siendo Chandler, las cosas no suelen ser lo que parecen...

lunes, 21 de mayo de 2007

Días Extraños

Últimamente el tiempo está raro. Desconozco si es el cambio climático, un año raro, una tendencia climática (¿o climatológica?) rara o qué otra cosa pudiera ser. Pero lo que llevamos de 2007 me confunde con su calor, su frío, con las lluvias torrenciales... Y en días raros como éstos, vienen a mi cabeza elementos también extraños. Acude la voz de Tom Waits, con su "Strange Weather"; vienen The Doors , ya sabéis Morrison y compañía diciendo eso de que "People are strange when you´re strange..." y para rematar la faena en estos días: "When you´re strange / Faces come out the rain / When you´re strange / No one remembers your name..." y todo ello en un disco que se llama, cómo no, "Strange Days".

Y con ellos resuena la voz grave, apocalíptica en ocasiones, de Nick Cave y sus Malas Semillas que continuamente nos recuerdan que quizás estos días no sean normales tampoco. Igualmente, la humedad, ciertos olores, los humos hacen pensar en otros días extraños, y no solo me refiero a los de Bygelow con una Juliette Lewis versionando a P. J. Harvey y con R. Fiennes con cara de atormentado, sino también a los de Blade Runner o a los de Nivel 13. Y esas distopías de Philip K. Dick y a ciertos momentos de William Gibson.

Aunque realmente no sé por qué, puesto que lo más cerca que recuerdo haber estado de vivir un momento así fue en el mítico "Café El Fishawy" -el famoso Café de los Espejos del Bazar de El Kalili, en El Cairo-, donde la mezcla de sonidos, voces, aromas, el reflejo de los numerosos espejos colgados a ambos lados de la estrecha calle, el movimiento de gente, los vendedores ambulantes, las ancianas que hacían tatuajes de henna,..., todo creaba un ambiente en el que sólo quedaba comprar animales artificiales y, tal vez, encontrar escamas de serpiente en una bañera y quizás soñar con amores ¿imposibles? y escapar de mi destino hacia ninguna parte. Si no siempre me quedarían los Paraísos Artificiales.

Tal vez lo que sucede no es que los días sean extraños, sino que lo extraño, lo ajeno, lo otro, seamos nosotros y por eso "nadie recuerda tu nombre"...

jueves, 17 de mayo de 2007

Apocalypse Now - F. F. Coppola

Willard a través del espejo...

"He visto un caracol deslizándose por el filo de una navaja de afeitar"

A la hora de adaptar relatos al mundo del cine existen diferentes posibilidades. Por una parte está la adaptación fidedigna, en mayor o menor grado del relato, que es, al fin y al cabo, lo más habitual. Frente a ésta, encontramos una apropiación de la historia, una reinterpretación e, incluso, una asimilación de la misma hasta llevarlo al terreno propio de cada uno. Este camino, que es el que de una u otra forma siguió Kurosawa, por poner un ejemplo significativo y contrastado, es también el que siguió Coppola al adaptar el relato de Conrad "El corazón de las tinieblas". En él Marlow, un capitán de una compañía comercial remonta el río Congo hasta el interior para relevar a Kurtz, un antecesor suyo que, según le indican está enfermo.

Coppola parte de esa trama argumental transformando contextos y épocas y lo lleva a Vietnam, siendo en esta ocasión el capitán Willard (Martin Sheen) el encargado de encontrar a Kurtz (Marlon Brando), que en esta ocasión es un coronel, ex-boina verde que se ha instalado como un dios entre nativos y un ejército propio.

La historia en ese sentido no puede ser más sencilla, a partir de un planteamiento lineal sigue el recorrido que río arriba hace Willard junto con su reducida tripulación en busca de Kurtz. Pero algo que planteado así resulta tan simple, realmente oculta tras de sí, o mejor dicho paralelamente a él, otro recorrido, el mental de Willard hasta encontrar e, incluso, comprender a Kurtz. En este sentido, "Apocalypse Now" no es sólo un viaje físico, punteado por el sudor, los mosquitos, el río, sino que también es un viaje espiritual que le lleva a identificarse con su reflejo. Willard cruza el espejo y ve lo que hay en ese otro mundo. Igual que Roy, el Nexus-5 de Blade Runner es el reverso de Deckard, o Deke Thornton lo es de Pike Bishop en Grupo Salvaje, Kurtz y Willard son una y otra cara del mismo dolar...

Pero lo que acaba haciendo que Apocalypse Now sea una de las grandes películas lo es todo: una fotografía impresionante de Vittorio Storaro, las interpretaciones de Sheen y Brando, la realización de Coppola, el guión con la presencia elíptica durante gran parte de la película de Brando, lo que le acaba confiriendo una fuerza casi mítica y el resto de personajes y detalles: un ritmo hipnótico, casi ritual en ocasiones, silencios, bombas, confusión, ruidos, indígenas, napalm (y el ya famoso "me encanta el olor a napalm por la mañana"), luces, colonos franceses, surf, rock, bengalas, conejitas de Playboy, los Rolling Stones y, sobre todo, El Horror, El Horror...




Y grandes secuencias. Personalmente, junto al conocido momento de la aparición de los helicópteros al amanecer mientras suena, grandilocuente, "La Cabalgata de las Valkirias" de Wagner (ese tipo que cuando lo escuchas hace que te entren ganas de invadir Polonia según dijo Woody Allen), me fascina la parte final. Una parte que tiene mucho de ritual, de trance, con The Doors sonando de fondo, rítmicamente, mientras surge Willard de entre las aguas como un fantasma y va al encuentro de Kurtz, pensando, quizás, que bien podría suceder al revés. Esos momentos finales, ese sacrificio (ritual) que tal vez no era sino lo que estaba esperando Kurtz para terminar su ascensión a un nuevo Panteón divino, en el marco de un antiguo templo.

Pero ya sabéis: "This is The End, my only friend, The End..."

domingo, 6 de mayo de 2007

Blue Valentines - Tom Waits

Únicamente una guitarra acompaña a la voz rota, conservada en bourbon y whiskey, de un hombre que se ha bebido muchos bares a lo largo de su vida y una bello y triste solo de guitarra de Ray Crawford. Se trata de una canción que destila tristeza, desesperación, y cantada como sólo este tipo sabe hacer. Una canción que hace pensar en un oscuro tugurio, donde el alcohol ayuda a pasar las penas y los cigarrillos se consumen parsimoniosamente, en solitarias calles barridas por el viento que de vez en cuando se levanta, en alguna sombra fugaz protegida bajo una gabardina que recorre un oscuro callejón, en borrachos que juegan a olvidar, en putas que sueñan con el que les va a retirar, gente que sabe que ha perdido antes de jugar pero hace como si no lo supiera. Jirones de vida, retazos de sueños rotos...


She sends me blue valentines
All the way from Philadelphia
To mark the anniversary
Of someone that I used to be
And it feels like a warrant
Is out for my arrest
Baby, you got me checkin' in my rearview mirror
That's why I'm always on the run
It's why I changed my name
And I didn't think you'd ever find me here

To send me blue valentines
Like half forgotten dreams
Like a pebble in my shoe
As I walk these streets
And the ghost of your memory
Baby, it's the thistle in the kiss
It's the burglar that can break a rose's neck
It's the tatooed broken promise I gotta hide beneath my sleeve
I'm gonna see you every time I turn my back

Oh, you send me blue valentines
Though I try to remain at large
They're insisting that our love must have a eulogy
Why do I save all this madness
Here in the nightstand drawer
There to haunt 'pon my shoulders
Baby, I know I'd be luckier to walk around everywhere I go
With this blind and broken heart
That sleeps beneath my lapel

Instead these blue valentines
To remind me of my cardinal sin
I can never wash the guilt
Or get these bloodstains off my hands
And it takes a whole lot of whiskey
To make these nightmares go away
And I cut my bleedin' heart out every night
And I'm gonna die just a little more
On each St. Valentine's day
Don't you remember I promised I would write you

These blue valentines
Blue valentines
Blue valentines


(Ella me enviaba tristes regalos de San Valentín / Desde Filadelfía / Para recordar el aniversario / De alguien que yo solía ser / Y lo sentía como una sanción judicial / Es tarde para mi arresto / Nena, tratabas de vigilarme por mi espejo retrovisor / Es por es que siempre estoy huyendo / Es por lo que cambié mi nombre / Y nunca pensé que me encontrarías aquí //

Enviarme tristes regalos de San Valentín / Como sueños medio olvidados / Como una piedra en mi zapato / Cuando camino por esas calles / Y el fantasma de tu memoria / Nena, es el cardo en el beso / Es el ladrón que puede romper el tallo de una rosa / Es la promesa rota tatuada que oculto bajo mi manga / Te voy a ver cada vez que me gire //

Oh, me envías tristes regalos de San Valentín / Aunque intento permanecer alejado / Ellos insisten en señalar que nuestro amor debe tener un panegírico / Por qué preservo toda esta locura / Aquí en el cajón de la mesilla / Allí para obsesionarme / Nena, sé que sería más afortunado vagar por donde quiera que vaya / Con esta ceguera y el corazón roto que duerme bajo la solapa //

En lugar de esos tristes regalos de San Valentín / Para recordarme mi pecado cardinal / Yo nunca puedo lavar mi culpa / O quitarme estas cadenas de sangre de mis manos / Y cuesta mucho whiskey / Hacer que estas pesadillas se vayan / Y yo corto mi corazón sangrante cada noche / Y voy a morir un poco más / En cada día de San Valentín / No recuerdas que prometí que te escribiría//

Estos tristes regalos de San Valentín/ Regalos tristes de San Valentín / Regalos tristes de San Valentín...)


En definitiva, una gran canción que oscila entre el jazz, el blues y el rock de un crooner posmoderno, de uno de los más grandes cantantes actuales que siguen en activo y que a lo largo de su carrera nos ha dejado esta y otras canciones siempre teñidas de su particular manera de cantar y de entender la música y que últimamente tiende hacia una cierta suciedad sonora que contrasta con su voz ronca, recia. Ha compaginado su carrera musical con la actuación y se acercó al teatro junto a W.S. Burroughs y Robert Wilson, además de adaptar textos de autores como Kurt Weill o Bertold Brecht. Otras de sus canciones son "Jersey Girl", Downtown Train", "Tom Traubert´s Blues", "November" y otras cien más...

Quizás una de las mejores definiciones que se han hecho sobre Waits es la de un crítico, Gary Graft, para quien su voz suena "like it was soaked in a vat of bourbon, left hanging in the smokehouse for a few months and then taken outside and run over with a car" (como si estuviera empapada en una cuba de bourbon, habiendo sido dejada ahumar durante unos meses y luego sacada y atropellada por un coche).


Nota: La letra original, compuesta por Tom Waits, ha sido tomada de ésta página, la traducción es de quien esto escribe y está realizada, como la de Jay Hawkins, sobre la marcha, así que se aceptan sugerencias.