De acuerdo con lo propuesto días atrás y al ser hoy día 16, vamos a pasar a realizar nuestro comentario sobre estados dos películas de Wong Kar Wai. Para ello, hemos optado por realizar un único comentario que reuna ambas películas, ya que existe una relación evidente entre las dos que se evidencia en los protagonistas, y aún en sus propios nombres. Conviene avisar de que vamos a soltar bastantes SPOILERS, con lo que si alguien que no las ha visto tiene intención, mejor se abstenga de momento...
Susurrando secretos a los árboles.
Si hay algo que caracteriza ante todo a estas dos películas de Wong Kar Wai, es la combinación entre imagen y música: las películas son obras que sensualmente son bellas, en el sentido de que la apreciación de éstas por parte de los sentidos hace que resulte agradable. Y parte de la culpa la tienen tanto la fotografía de Christopher Doyle, en compañía de diferentes personas, como la música, donde se incluyen temas conocidos y composiciones nuevas de diferentes músicos.
Tras esas imágenes cuidadas, esos bellos planos, esa música que transporta a estados emocionales en las orillas de la nostalgia y de la tristeza, aparece en ambas películas la historia de un periodista y varias mujeres, que probablemente sean la misma persona que también nos cruzábamos en "Days of Being Wild" (1991).
Las historias se entrecruzan (incluso entre las tres películas: el personaje de Mimi/Lulu interpretado por Carina Lau o el de Su Li Zhen de Maggie Cheung), ofreciendo una mirada caledoiscópica sobre los personajes, completando ¿aleatoriamente? la información que tenemos sobre ellos, aportando matices, dando otras perspectivas...
Susurrando secretos a los árboles.
Si hay algo que caracteriza ante todo a estas dos películas de Wong Kar Wai, es la combinación entre imagen y música: las películas son obras que sensualmente son bellas, en el sentido de que la apreciación de éstas por parte de los sentidos hace que resulte agradable. Y parte de la culpa la tienen tanto la fotografía de Christopher Doyle, en compañía de diferentes personas, como la música, donde se incluyen temas conocidos y composiciones nuevas de diferentes músicos.
Tras esas imágenes cuidadas, esos bellos planos, esa música que transporta a estados emocionales en las orillas de la nostalgia y de la tristeza, aparece en ambas películas la historia de un periodista y varias mujeres, que probablemente sean la misma persona que también nos cruzábamos en "Days of Being Wild" (1991).
Las historias se entrecruzan (incluso entre las tres películas: el personaje de Mimi/Lulu interpretado por Carina Lau o el de Su Li Zhen de Maggie Cheung), ofreciendo una mirada caledoiscópica sobre los personajes, completando ¿aleatoriamente? la información que tenemos sobre ellos, aportando matices, dando otras perspectivas...
"Deseando Amar" trata de un amor imposible entre dos vecinos, ambos casados con unas personas que por motivos de trabajo viajan mucho, que descubren por caprichos del destino (y un poco como sucede en la película de Pollack del mismo nombre) que les están engañando con su respectiva pareja. A partir de ahí se inicia un juego de pseudo-emulación de la relación, pero con una continúa atracción-rechazo hacia esa misma relación.
Para plasmarlo en la pantalla, Kar Wai recurre a detalles en roces aparentemente casuales, miradas que se entrecruzan o que se esquivan - si no son ellos los que se cruzan bajo la lluvia en un restaurante de comida para llevar al que bajan siempre - o una habitación de hotel, de número que sospechosamente recuerda al de la siguiente película. Todo ello punteado por una preciosa banda sonora y las canciones de Nat King Cole, que como un leit motiv para la película sugieren sobre la relación un "quizás, quizás, quizás" hacia un futuro aún por ser. El glamour que destila la variedad de vestidos que luce de una manera espectacular Maggie Cheung también merece comentario, ya que tiene también algo de irreal, algo de idealización, como si fueran los recuerdos voluntariamente subjetivos de un narrador elíptico. Una maravillosa película que a partir de los detalles, de la banda sonora, de la cámara lenta, entra en una compleja relación que se desarrolla de una manera paralela a la que en off viven entre sí sus propias parejas.
Para plasmarlo en la pantalla, Kar Wai recurre a detalles en roces aparentemente casuales, miradas que se entrecruzan o que se esquivan - si no son ellos los que se cruzan bajo la lluvia en un restaurante de comida para llevar al que bajan siempre - o una habitación de hotel, de número que sospechosamente recuerda al de la siguiente película. Todo ello punteado por una preciosa banda sonora y las canciones de Nat King Cole, que como un leit motiv para la película sugieren sobre la relación un "quizás, quizás, quizás" hacia un futuro aún por ser. El glamour que destila la variedad de vestidos que luce de una manera espectacular Maggie Cheung también merece comentario, ya que tiene también algo de irreal, algo de idealización, como si fueran los recuerdos voluntariamente subjetivos de un narrador elíptico. Una maravillosa película que a partir de los detalles, de la banda sonora, de la cámara lenta, entra en una compleja relación que se desarrolla de una manera paralela a la que en off viven entre sí sus propias parejas.
"2046" es más un diario, el del periodista a través del cual fluye la historia con saltos en el tiempo (¿y en la imaginación?), con una vuelta al pasado de "Days of Being Wild" y al de "Deseando Amar", aunque en ocasiones con informaciones complementarias. Pero también con saltos a un futuro inventado o real, a un tren que teóricamente lleva hacia adelante, pero que hace que se reabran viejas heridas, que vuelvan a fluir antiguos amores, pero en los que la historia se repite con esos androides defectuosos (quizás sean Replicantes tipo Nexus-7) por el paso del tiempo y que tardan en reaccionar, pero que al igual que el personaje protagonista de "Deseando Amar" susurran secretos para luego taparlos con cera. En ese sentido el tren que lleva a 2046 es un tren que avanza, pero de alguna manera, lo hace hacia atrás. En 2046, los tres tiempos diferentes convergen.
Junto a ese ¿futuro?, aparece como decíamos un pasado y un presente (si se puede hablar de tal en una película que incluye, entre otros, el período comprendido entre 1966 y 1969) en el que el amor no siempre es correspondido y en el que los personajes se hieren entre sí, a veces parece que voluntariamente, causando quizás también dolor sobre sí mismos. Es entonces cuando aparecen datos sobre la vida del protagonista que se pueden relacionar, aunque no de una manera tan directa o evidente como se pudiera pensar, con las otras películas mencionadas.
En esta otra película, de nuevo tienen importancia los gestos, las miradas, lo que se dice y, sobre todo, aquello que no se dice. Y de nuevo aparece música para caracterizar situaciones, música que también se repite como leit motiv, como ese "casta diva", una canción navideña de Nat King Cole o variaciones del tema principal de "Deseando Amar", conectando de nuevo con el pasado. Aunque en este caso, 2046 no acaba por resultar tan redonda como la que hemos comentado antes, presentando más aristas e imperfecciones en los que quizás tuviera que ver un cierto recorte en la sala de montaje.
Junto a ese ¿futuro?, aparece como decíamos un pasado y un presente (si se puede hablar de tal en una película que incluye, entre otros, el período comprendido entre 1966 y 1969) en el que el amor no siempre es correspondido y en el que los personajes se hieren entre sí, a veces parece que voluntariamente, causando quizás también dolor sobre sí mismos. Es entonces cuando aparecen datos sobre la vida del protagonista que se pueden relacionar, aunque no de una manera tan directa o evidente como se pudiera pensar, con las otras películas mencionadas.
En esta otra película, de nuevo tienen importancia los gestos, las miradas, lo que se dice y, sobre todo, aquello que no se dice. Y de nuevo aparece música para caracterizar situaciones, música que también se repite como leit motiv, como ese "casta diva", una canción navideña de Nat King Cole o variaciones del tema principal de "Deseando Amar", conectando de nuevo con el pasado. Aunque en este caso, 2046 no acaba por resultar tan redonda como la que hemos comentado antes, presentando más aristas e imperfecciones en los que quizás tuviera que ver un cierto recorte en la sala de montaje.
En definitiva, parece que estas dos grandes películas - a mi me fascinan (¿se nota mucho?) -, a la que habría que sumar una tercera también señalada antes, van dando forma a un universo, al mundo "WKW", un espacio mental recurrente similar al que se han creado diferentes escritores o cineastas que hemos podido visitar de momento en tres ocasiones.
Sigue el proyecto en Books&Films, ¿Y si esta vez te quedaras?, Cineahora, Cinematic World, El día del cazador, El séptimo arte, El diario de Mr. Macguffin, Marco Velez, Himnem, Fabrica de ilusiones, Padded Room: Chronics floor, El lamento de Portnoy, La mujer justa, Bogotá 35MM, Ojo de buey, Viaje a Itaca, Sesión Doble, Ekilore, Rulemanes para Telémaco, Arteyliteratura, La linterna mágica, Rod@ndo, El trono de Hatti, Palabras ocultas, Mitte, The Observer
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9 comentarios:
Muy buen comentario, y gracias por acudir puntual a la cita. Sólo una cosa al final del post es un requisito postear a los demás blogs participantes, la lista actualizada la tienes en mi blog.
Gracias por tu colaboración, y ya comentaremos más ampliamente las pelis, que ahora ando repasando a los participantes.
Saludos!
Me ha gustado mucho tu comentario, Hatt, en efecto, una de las principales características de las películas es su sensualidad por la belleza de las imágenes, su colorido, la música; si en Deseando amar se repiten las cosas sin saber en que momento está pasando, en 2046 se juega mas con el tiempo, pero ahí está esa nostalgia por esa habitación
Sí, parece que la elección de ese número de habitación en el hotel no es aleatoria, sino que refleje un deseo por volver allí, de retornar a "Deseando amar" y quedarse allí, aunque a la vez se plantea el regresar...
Es muy curioso ver una película china con canciones en español, ¿verdad? La música es muy importante en las dos películas.
Nos leemos!
¡Completísimo post! Lo que más me atrae de estas dos películas de Wong Kar-Wai, como ya señalas, es la sensualidad que destilan; las miradas y gestos; y esos apuntes sobre los recuerdos, que nos esclavizan y nos hacen felices.
Saludos !
Pura poesía visual sin duda, lo de la habitación es interesante, esa continua referencia a '2046' no es más que el deseo de un amor que en su momento fue ideal y que nunca volverá.
Saludos!
todos flipamos con lo mismo, me temo, con la sensualidad de la imagen, de la música, no sé, sobre todo in the mood for love tiene algo... no sé cómo explicarlo. después de verla me quedé como acongojada, con un nudo en la garganta, pero no era tristeza, sino algo parecido al éxtasis...
Un gran post. Me ha gustado mucho. Me gusta la comapración que haces con Blade Runner. Creo que no es casualidad. En nuestro club leeremos Blade Runner a mediados de mayo. Quizás podamos establecer más de una comparación. O no. Quien sabe.
Saludos
Estoy contigo cuando dices que 2046 es peor. De hecho, pienso que es mucho peor. ¿Por qué? Entre otras cosas, porque no alcanza los exquisitos niveles de sensualidad de In the mood for love. Me horrorizó ver a los personajes follar, qué queréis que os diga. Me pareció que convertía en carne lo que había sido ideal, que hacía vulgar lo que fue sublime. En general detesto las secuencias de sexo, pero en este caso me escocieron todavía más. Aparte de algunas innegables cimas estéticas, por tanto, 2046 me parece una película fallida. ¡Y bien que lo siento, oiga!
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