The Glass Key, publicada en 1931, es una novela de Hammett que presenta, a pesar de que aparecen rasgos más o menos característicos, algunas peculiaridades respecto a sus trabajos más conocidos. El primero y fundamental es que el protagonista no es un detective, sino que es, más bien, el factótum de un mafioso metido en el mundo de la política. De hecho es en este ambiente y dentro del desarrollo de unas elecciones donde se enmarca la historia. A pesar de ello, no son pocos los contactos que encuentra con otras de sus novelas, como la famosa "Cosecha Roja".
Esta "Llave de Cristal" conocería una adaptación, que desconozco, dirigida por Frank Tuttle y con George Raft a la cabeza. En el caso que estamos comentado, sería llevada al cine de la mano de Stuart Heisler, director de recorrido especialmente televisivo, aunque para la pantalla grande rodaría con Bette Davis ("The Star"), Susan Hayward ("Tulsa") o Gary Cooper ("Dallas, ciudad fronteriza").
Sin embargo, esta película que traslada el argumento de la novela, en el que, básicamente, el mafioso que presta su apoyo a un candidato reformista, aparece como el principal sospechoso de la muerte del hijo de éste, destaca especialmente, más que por su realización, por su reparto.
Y es que para mostrar ese mundo de corrupción, nada sorprendente hablando de Hammett, que afecta a la política, a la justicia o a la prensa, Heisler va a contar con un reparto de lujo. Así junto a un buen Brian Donlevy, como el mafioso que apoya al político, aparecen la siempre perturbadora Veronica Lake y, haciendo de tipo duro y de mano izquierda de Donlevy, un estupendo Alan Ladd. De hecho su presentación es antológica: cuando unos matones se presentan para ver al personaje de Donlevy, al portero del "casino" donde tiene éste su despacho se acerca a la mesa donde está jugando Ladd a los dados. Lo vemos de espaldas. Tras escuchar al portero, terminará su tirada de dados antes de darse la vuelta y dirigirse hacia los matones. Ante todo calma y clase.
Por último, entre los actores, hay que destacar al genial, y entrañable a su manera, William Bendix, actor al que se le puede ver también en Macao, La Mujer del Año, Náufrafos o La Dalia Azul, que aquí ejerce de rudo, y un tanto ingenuo, matón que recuerda al Moose Malloy en busca de su "pequeña Velma" en la chandleriana "Adiós, muñeca".
Como buen film noir que se precie, encontramos turbiedad, asesinatos, chantajes, engaños, la corrupción a todos los niveles de la que hablábamos antes, tabaco y alcohol y, para el sufrido protagonista, palizas, dentro de esa tendencia a encontrar (anti)héroes que parece que flirteen con el masoquismo. Por supuesto, también aparecen mujeres que tienden a la fatalidad o, al menos, hacia una cierta turbiedad.
Todo ello redondeado con la preciosa banda sonora de un peso pesado del cine clásico: Victor Young. Para más señas: Sansón y Dalila, La Policía Montada del Canadá, Shane, Johnny Guitar, Río Grande, El Mayor Espectáculo del Mundo o, en el fin de su carrera y por la que recibiría un Oscar póstumo, La Vuelta al Mundo en Ochenta Días. Si aún no os hacéis una idea sobre este gran compositor os recomiendo que paséis por aquí.
En definitiva, puro cine negro, lleno de ese pesimismo que surge de la visión de una sociedad corrupta, con estupendo reparto y una buena banda sonora. Sin ser una de las grandes obras del género, no defrauda en la plasmación de esas novelas hard-boiled que han hecho de Hammett uno de los principales escritores de la novela policiaca, de la que fue, de alguna manera, un precursor. Además, para terminar de animaros, hay que señalar que tanto "Yojimbo" (en la que también influye "Cosecha Roja") como "Muerte entre las Flores" deben mucho a esta historia.
Un saludo.
P.D. Para acabar simplemente apuntar la anécdota del complejo de Ladd con su altura, que lo hermana con Bogart, por cierto, y que hacía que tuviera que llevar calzas, que los directores jugasen con la perspectiva o se eligiera un reparto a su altura (nunca mejor dicho). Y es que Alan Ladd medía 1 metro 65 centímetros aproximadamente. Esta altura es la que explica que los estudios muchas veces le emparejaran, como en este caso, con la bella y a veces peligrosa Veronica Lake (La Dalia Azul o El Cuervo).
Esta "Llave de Cristal" conocería una adaptación, que desconozco, dirigida por Frank Tuttle y con George Raft a la cabeza. En el caso que estamos comentado, sería llevada al cine de la mano de Stuart Heisler, director de recorrido especialmente televisivo, aunque para la pantalla grande rodaría con Bette Davis ("The Star"), Susan Hayward ("Tulsa") o Gary Cooper ("Dallas, ciudad fronteriza").
Sin embargo, esta película que traslada el argumento de la novela, en el que, básicamente, el mafioso que presta su apoyo a un candidato reformista, aparece como el principal sospechoso de la muerte del hijo de éste, destaca especialmente, más que por su realización, por su reparto.
Y es que para mostrar ese mundo de corrupción, nada sorprendente hablando de Hammett, que afecta a la política, a la justicia o a la prensa, Heisler va a contar con un reparto de lujo. Así junto a un buen Brian Donlevy, como el mafioso que apoya al político, aparecen la siempre perturbadora Veronica Lake y, haciendo de tipo duro y de mano izquierda de Donlevy, un estupendo Alan Ladd. De hecho su presentación es antológica: cuando unos matones se presentan para ver al personaje de Donlevy, al portero del "casino" donde tiene éste su despacho se acerca a la mesa donde está jugando Ladd a los dados. Lo vemos de espaldas. Tras escuchar al portero, terminará su tirada de dados antes de darse la vuelta y dirigirse hacia los matones. Ante todo calma y clase.
Por último, entre los actores, hay que destacar al genial, y entrañable a su manera, William Bendix, actor al que se le puede ver también en Macao, La Mujer del Año, Náufrafos o La Dalia Azul, que aquí ejerce de rudo, y un tanto ingenuo, matón que recuerda al Moose Malloy en busca de su "pequeña Velma" en la chandleriana "Adiós, muñeca".
Como buen film noir que se precie, encontramos turbiedad, asesinatos, chantajes, engaños, la corrupción a todos los niveles de la que hablábamos antes, tabaco y alcohol y, para el sufrido protagonista, palizas, dentro de esa tendencia a encontrar (anti)héroes que parece que flirteen con el masoquismo. Por supuesto, también aparecen mujeres que tienden a la fatalidad o, al menos, hacia una cierta turbiedad.
Todo ello redondeado con la preciosa banda sonora de un peso pesado del cine clásico: Victor Young. Para más señas: Sansón y Dalila, La Policía Montada del Canadá, Shane, Johnny Guitar, Río Grande, El Mayor Espectáculo del Mundo o, en el fin de su carrera y por la que recibiría un Oscar póstumo, La Vuelta al Mundo en Ochenta Días. Si aún no os hacéis una idea sobre este gran compositor os recomiendo que paséis por aquí.
En definitiva, puro cine negro, lleno de ese pesimismo que surge de la visión de una sociedad corrupta, con estupendo reparto y una buena banda sonora. Sin ser una de las grandes obras del género, no defrauda en la plasmación de esas novelas hard-boiled que han hecho de Hammett uno de los principales escritores de la novela policiaca, de la que fue, de alguna manera, un precursor. Además, para terminar de animaros, hay que señalar que tanto "Yojimbo" (en la que también influye "Cosecha Roja") como "Muerte entre las Flores" deben mucho a esta historia.
Un saludo.
P.D. Para acabar simplemente apuntar la anécdota del complejo de Ladd con su altura, que lo hermana con Bogart, por cierto, y que hacía que tuviera que llevar calzas, que los directores jugasen con la perspectiva o se eligiera un reparto a su altura (nunca mejor dicho). Y es que Alan Ladd medía 1 metro 65 centímetros aproximadamente. Esta altura es la que explica que los estudios muchas veces le emparejaran, como en este caso, con la bella y a veces peligrosa Veronica Lake (La Dalia Azul o El Cuervo).
7 comentarios:
Reconozco que Ladd nunca ha sido de mis favoritos, aunque ésta es su mejor época.
En cuanto a la altura tenía el mismo problema que Robert Taylor; en los westerns, cuando se ponían junto al caballo, era imposible de disimular... No como John Wayne, que siempre pareció ir montado sobre una oveja...
Saludos
Lo de que parecía que iba sobre una oveja, ¿lo dices por su altura o por cómo se tambaleaba cuando andaba?.
Una buena reseña, que me abre el apetito; me parece que esta la vi en la tele hace mucho tiempo, pero ya me han entrado ganas de repasarla.
Ciertamente, la mejor época de Alan Ladd; creo recordar, respecto a la anécdota de su estatura, que el personaje interpretado por Robert Blake (1,63), policía motorista en La Piel en el Asfalto, al ser nombrada su corta estatura a modo de chanza, dice, chulescamente: ¡como Alan Ladd,que pasa!, como diciendo: pequeño pero matón...
Lo de Wayne que menciona 39 es cierto: a caballo, sus pies quedan casi a un palmo del suelo... aunque los caballos norteamericanos, descendientes de los españoles que viajaron allende los mares, no son muy altos. (en América no hubo caballos hasta después de 1492)
Saludos.
¿Así que tú eres Hatt?...Vaya, vaya, todos los caminos conducen a Roma.
Sí señor, lleva usted toda la razón. La banda sonora es de ese señor Young que hizo cosas tan maravillosas como las que citas. ¡Qué marginados están esos tremendos compositores de los años cuarenta y cincuenta!
Toda la generación de escritores "pulp" o "hard boiled", que ¡ojo! son más de los que se conocen como clásicos, dieron al cine grandes, grandísimos temas, que se han homenajeado y copiado hasta la saciedad.
Un Saludo
Pues Josep, dentro de no mucho, si la pereza no me vence, iba a volver a "A Gun for Hire", que aquí se llamó El Cuervo... Pero ya te digo que si además has visto hace poco "Muerte entre las Flores", tiene un punto más de interés.
En cuanto a anro, completamente de acuerdo con el tema de las bandas sonoras. De hecho, hay una que me parece totalmente sublime, tanto que casi es un fetichismo, y es "Laura" de David Raksin. Maravillosa.
Y de la literatura hard-boiled, qué decir... Y si encima tienes a un tipo como Hammett y a otro como Chandler, creando, casi, tragedias con unos personajes en cierta forma mitológicos (¿Centauros del asfalta?), queda poco que decir...
Un saludo a ambos.
Sí que resulta estimulante tu reseña, compa Hatt: una más, entre tantas, para anotar en la lista de "tareas pendientes" (que lleva camino de abultar más que la Biblia y el Talmud juntos...). Ah, y me ha hecho gracia lo de Alan Ladd y la estatura: algunos bajitos no nos tenemos que complicar tanto la vida. Pero, claro, tampoco somos estrellas de cine...
Un abrazo, y buen fin de semana.
Increíble que aún esté entre mis futuribles. Nunca encuentro un rato para verla y eso que la tengo grabada en vhs y bajada de la mula.
Eso sí, yo también digo qe Alan Ladd me ha dado siempre como repelús. Era taaan artificial...
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