Vaya, parece que seguimos en plan clásico. Si el otro día comentábamos un apreciable noir de los años 40, cargado de corrupción y tipos duros, hoy le toca el turno a una divertida película de finales de esa misma década (1949), pero que va a estar llena de efluvios etílicos y humor. Y es que, si algo va a caracterizar esta comedia de los estudios Ealing, que aquí se llamó "Whisky a go-go", va a ser la ironía, y con mucha mala leche diría yo, y un sentido del humor muy británico.
De todas formas, qué, sino algo interesante, se puede esperar de los estudios responsables de las maravillosas y recomendables (a diferentes niveles entre sí, claro) "Ocho sentencias de muerte", "El hombre vestido de blanco" del propio Mackendrick, "Oro en barras" o, quizás la más conocida de todas ellas y la que más fama ha dado a su director, "El quinteto de la muerte". Llenas de un humor flemático muy negro.
El planteamiento de este "Whisky Galore!" es sencillo. Todo funciona bien en una pequeña isla escocesa, casi aislada del mundo, durante la segunda guerra mundial. Es casi idílica: una anciana tejiendo, un señor mayor tallando madera, los niños corriendo (con un comentario no extento de ironía),... Sin embargo, algo interrumpe esta escena bucólica, un cataclismo, el apocalipsis. Y es que en esta pequeña tierra gaélica se quedan sin güisqui. Una tragedia, vamos. Una crisis de proporciones desmesuradas que va a causar un cambio total en ese mundo ideal que se apuntaba al principio. Todo el mundo está tristes, incluso los niños, como apunta a través de una redacción en su clase uno de los muchachos
Por suerte, un barco con un cargamento de 50000 cajas de lo que en gaélico se denomina, según explica la película, "agua de la vida", encallará cerca. Y aunque un capitán de la Guardia, encargado de proteger la isla en el caso de que los alemanes la invadan en un hipotético (muy hipotético, o más, incluso) caso, trata de evitarlo y perseguirlo, los pobres habitantes de la isla no podrán aguantar la tan irresistible tentación. Todo llevará a una serie de situaciones cómicas, persecuciones y algún malentendido. Además, para terminar de matizar, el capitán es inglés, a diferencia de los isleños... Y lo mejor de todo es que parece que, encima, está basada en hechos reales...
Y en la película, de la que no contaré más por no destriparla demasiado (es un comentario, no una autopsia), llama la atención su tono documental, sus apuntes casi etnológicos y costumbristas, acompañados de una música que subraya las situaciones y de algunos montajes paralelos y unos eficaces encadenados sólo comentados por la música.
Pero lo que destaca por encima de todo, es lo que señalábamos antes. Ese humor que lleva a que la voz del narrador -que subraya e ironiza sobre ese "documentalismo"- parezca estar bajo los efectos del alcohol en alguna ocasión, a la ridiculización del funcionamiento del mundo militar y de ciertos aspectos de la religión e, incluso, hacia una apología del güisqui, aunque y, no sin ironía, apunte al final el propio narrador que se trata de una historia moral (!!!). Supongo que estos escoceses estarían de acuerdo con aquello que decía Rick o Bogie (al fin y al cabo, parece que el tiempo y el recuerdo estén fusionado el hombre con el mito): "el mundo lleva un par de tragos de retraso"...
De todas formas, qué, sino algo interesante, se puede esperar de los estudios responsables de las maravillosas y recomendables (a diferentes niveles entre sí, claro) "Ocho sentencias de muerte", "El hombre vestido de blanco" del propio Mackendrick, "Oro en barras" o, quizás la más conocida de todas ellas y la que más fama ha dado a su director, "El quinteto de la muerte". Llenas de un humor flemático muy negro.
El planteamiento de este "Whisky Galore!" es sencillo. Todo funciona bien en una pequeña isla escocesa, casi aislada del mundo, durante la segunda guerra mundial. Es casi idílica: una anciana tejiendo, un señor mayor tallando madera, los niños corriendo (con un comentario no extento de ironía),... Sin embargo, algo interrumpe esta escena bucólica, un cataclismo, el apocalipsis. Y es que en esta pequeña tierra gaélica se quedan sin güisqui. Una tragedia, vamos. Una crisis de proporciones desmesuradas que va a causar un cambio total en ese mundo ideal que se apuntaba al principio. Todo el mundo está tristes, incluso los niños, como apunta a través de una redacción en su clase uno de los muchachos
Por suerte, un barco con un cargamento de 50000 cajas de lo que en gaélico se denomina, según explica la película, "agua de la vida", encallará cerca. Y aunque un capitán de la Guardia, encargado de proteger la isla en el caso de que los alemanes la invadan en un hipotético (muy hipotético, o más, incluso) caso, trata de evitarlo y perseguirlo, los pobres habitantes de la isla no podrán aguantar la tan irresistible tentación. Todo llevará a una serie de situaciones cómicas, persecuciones y algún malentendido. Además, para terminar de matizar, el capitán es inglés, a diferencia de los isleños... Y lo mejor de todo es que parece que, encima, está basada en hechos reales...
Y en la película, de la que no contaré más por no destriparla demasiado (es un comentario, no una autopsia), llama la atención su tono documental, sus apuntes casi etnológicos y costumbristas, acompañados de una música que subraya las situaciones y de algunos montajes paralelos y unos eficaces encadenados sólo comentados por la música.
Pero lo que destaca por encima de todo, es lo que señalábamos antes. Ese humor que lleva a que la voz del narrador -que subraya e ironiza sobre ese "documentalismo"- parezca estar bajo los efectos del alcohol en alguna ocasión, a la ridiculización del funcionamiento del mundo militar y de ciertos aspectos de la religión e, incluso, hacia una apología del güisqui, aunque y, no sin ironía, apunte al final el propio narrador que se trata de una historia moral (!!!). Supongo que estos escoceses estarían de acuerdo con aquello que decía Rick o Bogie (al fin y al cabo, parece que el tiempo y el recuerdo estén fusionado el hombre con el mito): "el mundo lleva un par de tragos de retraso"...
6 comentarios:
Maravillosa, deliciosa, fantástica, verdaderamente encantadora. Las comedias inglesas de aquellos años son realmente estupendas, llenas de ironía, sutilidad y ternura.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho eso de "es un comentario, no una autopsia".
Me la apunto rápido, pues ni esa ni Oro en Barras no las he visto, y, ciertamente, esas comedias inglesas (o británicas) son una delicia; no estaría nada mal que en alguna tele(tonta) decidieran volver a las buenas costumbres de los ciclos cinematográficos y pudiéramos descubrir y/o recuperar esas pequeñas joyas.
Saludos.
p.d.: ¿me estás llamando forense? :-)
Jajaja, no Josep, no era por ti. Para nada. Simplemente que, a pesar de que a veces se me vayan los dedos, prefiero sugerir e incitar a verla que comentarla (aunque aquéllo de las sesiones dobles era algo diferente).
Por lo demás, gracias boccherini y 39escalones por los comentarios.
Un saludo. Nos leemos.
Uno creía saberlo todo y de repente te encuentras con un ...¡C. esto no me suena!
Claro que los otros diamantes de la Ealing ( a diferentes niveles, como tu bien dices) brillan con tanta fuerza que tal vez han eclipsado esta "Whisky Galore" que comentas.
En fin, tendré que buscar solución a mi ignorancia y haré lo que se hace en estos casos. Veremos qué resultados me depara la búsqueda.
Un saludo
Supongo que no te arrepentirás (y desde la técnica, ojo a algunos montajes cercanos al cine soviético...).
Un saludo.
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